The Handmaid’s Tale 2×11: We did it

Como siempre, de la manera más cruda ‘The Handmaid’s Tale‘ nos ha vuelto a contar la fortaleza inconmensurable de una mujer en su intento por sobrevivir y que sus hijos sobrevivan. Una historia que no está llena de victorias, pero sí que es una historia de triunfos. Porque no hay mejor conquista que la que estamos viendo capítulo a capítulo, la resiliencia.

Por suerte o por desgracia la palabra «resiliencia» se aplica en muchos casos a las mujeres como un rasgos más del género femenino. Recientemente, con la televisión y producciones que hemos estado viendo en los últimos tiempos, en los que las mujeres han tenido por fin los papeles fuertes que les correspondían, hemos ido aprendiendo más de la lucha interna (forzada por las circunstancias externas) que muchas mujeres tienen que vivir. Y que quizás algún día nos toquen a nosotros.

Son «pequeñas» cosas muy poderosas, contadas de la manera más increíble, las que consiguen que esta serie nos conquiste, aterre y empodere a la vez. June (Elizabeth Moss) ha dado a luz sola, completamente sola, en este capítulo. Después de haber intentado huir de Gilead sin éxito por segunda vez y sin haber conseguido salir del garaje, se enfrenta a la posibilidad de parir a su niña en la soledad de esa casa abandonada, no sin antes avisar de su posición con varios disparos al aire. Se negó a hacerse ver cuando aparecieron los Waterford, y no me extraña, los gritos de Serena (Yvonne Strahovski) por toda la casa y la agresividad que proyectaba eran realmente aterradores.

Ahora no le quedará más remedio a June que volver a la casa, con quien sea que ha ido a buscarla, y esperar a que la manden a vivir su siguiente etapa en la vida, que supone una nueva casa, con nuevas violaciones mensuales y demás vejaciones. Serena había dicho que la Criada no podría quedarse para amamantar al bebé, como corresponde según la «tradición» impuesta y, dadas las circunstancias, lo normal sería que lo ocurrido acelerase el proceso una barbaridad. También es verdad que nuestra protagonista podría alegar que, tras lo ocurrido, que había sido autorizado por el Comandante, se llevaron a Nick (Max Minghella) y le dejaron sola, por lo que quiso asegurarse de que tenía provisiones y abrigo en caso de que la situación se alargara. ¿Colaría una historia así?

Han sido muy interesantes las simbologías que nos ha ofrecido el capítulo, desde el escopeta, con la que poder tomar control de la situación de la manera más violenta e insegura, hasta el lobo, que miraba a June desde la nieve con ojos más familiares que amenazadores. ¿Cómo habéis interpretado estos momentos?

La cinematografía de este episodio ha sido totalmente increíble. Desde la estructura de la casa, con tantos niveles y recovecos, hasta la escena en la que acelera con toda la fuerza que puede dar el coche para intentar abrir la puerta del garaje. Los gritos al empujar durante el parto, su imagen desnuda con las llamas del fuego detrás. Este capítulo ha sido espectacular.

Después de esta maravilla solo quedan dos para el final de la temporada, y la verdad es que estamos deseando ver con qué nos sorprenden en los próximos episodios… como siempre.

Por cierto, ¿habéis pillado el cameo sorpresa de Oprah Winfrey en la voz de la radio?

¡Hasta la semana que viene!

Marina Ortiz
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