The Handmaid’s Tale 2×08: Trabajo de mujeres

Cuando las cosas se tuercen en Gilead, el haber relegado a la mitad de la población a roles pasivos en vez de explotar sus habilidades solo sirve para empeorar las cosas.

Serena (Yvonne Strahovski) y June (Elisabeth Moss) parecen haber encontrado una rutina de trabajo que funciona y un punto de distensión en su relación. El capítulo empieza con ambas hablando más como amigas que como lo que quiera que sean en esta república infernal; Serena confiesa que odia calcetar, June alaba sus habilidades como escritora… Pero esta armonía se acaba pronto, ya que Fred (Joseph Fiennes) se encuentra mucho mejor y está preparado para volver a casa.

Cuando lo hace, Serena quiere ponerle al día pero él no le da opción a compartir tarea alguna, ni siquiera a que su mujer le dé alguna opinión u orientación sobre los próximos pasos a seguir. Serena queda desterrada del despacho y de la posibilidad de tener impacto real sobre Gilead. El comandante le da las gracias pero deja claro que lo que ha hecho su esposa ha sido ayudarle, que ha cumplido con lo que se considera su deber: apoyar a su marido. Lo bien que lo haya hecho es irrelevante. Por su parte, June recibe una cajita de música de parte de Serena, como gesto de agradecimiento y reconocimiento por el trabajo juntas.

Cuando se vuelven a encontrar, Serena le dice a June que la bebé Ángela (la hija de Janine (Madeline Brewer), que ella llama Charlotte) no está nada bien. Cuando las criadas están reunidas haciendo la compra (sin pasar por alto el detalle de Emily (Alexis Bledel) criticando la república, que parece que este sitio se ha convertido en un lugar de pequeños actos revolucionarios desde el capítulo pasado), oyen pasar la ambulancia de bebés y se paran a rezar. Una de ellas dice que cree que se trata de Charlotte y Janine se inquieta bastante. June la calma y le dice que averiguará qué ocurre con el bebé.

Aprovechando la mejora de su relación, June le ruega a Serena que haga de mediadora para que su amiga pueda ver a su hija. Tras una pequeña resistencia, Serena consigue que Janine, acompañada por June y tía Lydia (Ann Dowd), vea a Charlotte. Todo el mundo está conmocionado, todos son conscientes de la realidad que subyace a la locura que se han montado. Serena acude a su marido diciéndole que hay esperanza para el bebé pero solo si una eminencia médica la atiende; Fred le dice que adelante, que seguro que el doctor lo hará genial. Serena le responde que el doctor es una doctora. Necesita que su marido firme un permiso para que, aunque sea de forma puntual, la mujer pueda ejercer la medicina. Fred se niega, y, como si realmente no hubiera opción y todo estuviera perdido, dice que solo les queda rezar.

Pese a la negativa de su marido, Serena falsifica su firma una vez más y consigue que la doctora acuda al hospital. Uno de los médicos no hace más que alabar a la doctora y la carrera profesional de ésta mientras ella se pone el uniforme, y Serena tiene que cortar la ronda de halagos, recordándoles que lo que están haciendo (reconocer méritos profesionales a una mujer antes de intentar salvar la vida de un bebé) es turbio. En las siguientes escenas, seguimos con la impresión de que los personajes que están en el hospital salen de la burbuja Gilead y son conscientes de lo anómalo de la situación.

Pese a los intentos de todo el equipo que dirige la doctora, parece que es imposible que el bebé se salve. Dadas las circunstancias, permiten que Janine se acerque y la coja en brazos para despedirse. Saltándose, otra vez, las normas, Janine se deshace de la mascarilla y del guante para tocar a su hija. Mientras, en la casa, Fred sube a la habitación de June, probablemente lejos de las buenas intenciones, y se irrita al reconocer la caja de música que su esposa ha dejado ahí. ¿Su mujer y la criada llevándose bien? Intolerable.

Llama a las dos a su despacho y, tras regañarles por trabajar juntas, se centra en Serena para recordarle que lo que ha hecho debe ser castigado. Ella se pone en posición y, tras ordenar a June que se quede, Fred comienza a pegarle con el cinturón, sin miramientos. Más tarde, June acude a la habitación de Serena para decirle si necesita algo. Ella niega y le ordena que se vaya a su habitación, entre lágrimas.

La última escena de este episodio es en el hospital, a la mañana siguiente. Janine se ha despojado de las ropas del hospital (y POR SUPUESTO de las de criada) y está con su bebé, también libre de cualquier aparato médico, cantando y jugando. Charlotte parece estar perfectamente, tía Lydia despierta al matrimonio con el que se está quedando la niña para que vean el «milagro».

¿Significará esto un punto de inflexión para las criadas?

P.D.: ¿Os habéis fijado en la referencia a Margaret Atwood? La cita que dice June, «men are afraid women will laugh at them…» es de la autora del libro , que también colabora en la segunda temporada. We see you, guionistas.

Elisa
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