¡Ya está aquí! Ha llegado el momento de disfrutar de la familia Tanner de nuevo, un poco cambiada, con las chicas como protagonistas y situaciones nuevas y diferentes a las que conocemos en un ambiente, humor y salón más que familiar. ¿Comentamos el inicio de la primera temporada?
En esta entrada comentaremos los dos primeros episodios de la serie.
Como hemos dicho en la ficha de la serie y en el artículo «¿Qué sabemos de…?«, el punto de partida de ‘Fuller House’ es el cambio de residentes de la casa de San Francisco en la que hemos visto crecer a la familia Tanner. D. J. (Candance Cameron) acaba de perder a su marido, quien sufrió algún tipo de accidente mientras trabajaba como bombero, y se ha quedado al cargo de los tres hijos de los dos. Hasta ahora ha contado con la ayuda de su padre, Danny (Bob Saget), pero él y la tía Becky (Lori Loughlin) se mudan a Los Ángeles para presentar un nuevo programa matutino. Como en los viejos tiempos, pero mucho más lejos.
Huelga decir que el tío Jesse (John Stamos) y los gemelos se mudan también, y Joey (Dave Coulier) tampoco vivirá allí, por lo que D. J. se ve sola ante el peligro. Para la gran despedida cuentan con la presencia de Stephanie (Jodie Sweetin) y Kimmy (Andrea Barber), y la gran ausencia es Michelle (Ashley y Mary Kate Olsen), que está en Nueva York haciéndose cargo de su «imperio» de la moda. Esto último ha sido uno de los grandes momentos del primer episodio, ya que después de que Danny justifique la ausencia de la pequeña de las Tanner, todos los protagonistas se quedan mirando a la pantalla durante unos segundos con gesto de ¿reproche?, ¿ironía? Juzgad vosotros mismos.
Cuando el resto de la familia escucha cómo D. J. se siente abrumada ante la idea de cuidar de los tres niños ella sola, Stephanie decide mudarse para ayudar a su hermana y, cómo no, Kimmy decide hacer lo mismo. La verdad es que Andrea Barber siempre ha sido uno de los elementos claves y representativos de la serie, y su excentricidad no ha cambiado en absoluto: reconocemos los gestos, la naturalidad de su interpretación e incluso la manera de caminar de la loca amiga de D. J. Sencillamente genial.
El trío se enfrenta a las diferentes tareas que supone ser madre: lidiar con las rabietas de los niños, intentar que se lleven lo mejor posible entre ellos, organizar el espacio del hogar, decidir qué caprichos cumplir, cambiar pañales… Kimmy tiene una hija, Ramona (Soni Bringas), que también se mudará al hogar de los Tanner, por lo que tiene algo más de experiencia, pero Stephanie no tiene ni la menor idea de por dónde empezar a cuidar a un niño, sobre todo al más pequeño. ¿Os recuerda a alguien?
Los personajes siguen un poco la línea perfilada en la producción anterior, aunque se han acentuado determinados rasgos para que D. J. nos recuerde a su padre, Stephanie saque su faceta parecida al tío Jesse y Kimmy, aunque tan auténtica como siempre, sea la graciosa del grupo, como lo era Joey.
La parte infantil, por su parte, también se las trae. El hijo mediano de D. J., Max (Elias Harger), por ahora es el que más se define -y el más divertido- en cuestión de minutos. Le gusta limpiar, lo que hace que su abuelo Danny esté muy orgulloso de él, quiere -y consigue- un perro, habla con gran elocuencia y recuerda lo suficiente a Stephanie en los noventa como para que nos imaginemos el papel que tendrá en la serie. Ramona y Jackson (Michael Campion), los mayores, seguramente establezcan una relación de rivalidad que dará mucho juego mientras el bebé, Tommy (Fox y Dashiell Messitt), se encargará de la ración de dulzura y poner en apuros a Stephanie, seguramente.
El episodio piloto es un homenaje a la serie original, incluso está dedicado a las madres de los tres protagonistas y del creador de la serie, y podemos volver a escuchar las míticas frases de cada personaje («how rude», «have mercy»…), disfrutar del tío Jesse cantándole ‘Forever’ a la tía Becky, la recreación de una escena en la que la familia canta la canción de ‘Los Picapiedra’ para calmar al bebé (incluso se nos enseña en pantalla dividida para que veamos las dos escenas a la vez)… Un momento de absoluta alegría para los fanáticos de ‘Padres forzosos’.
Precisamente esto, el «fenómeno fan», justifica la creación y producción de esta secuela. La serie no busca ganar el Emmy a mejor comedia ni muchísimo menos, sino hacer que los seguidores que un día disfrutaron con las aventuras de los Tanner en los noventa, vuelvan a hacerlo con la segunda generación. Para aquellos que no habéis visto la serie, las tramas siguen la premisa básica de las comedias de situación: detonantes que dan lugar a malentendidos para provocar la risa. No es necesario haber visto ‘Padres forzosos’; es cierto que es un plus porque hay muchos guiños a la serie de la que parte, pero las relaciones son completamente claras y la historia es muy accesible a cualquiera dispuesto a enamorarse de esta familia.
¿Seguirás la serie? ¿Has visto ‘Padres forzosos’? ¿Quién es tu personaje favorito? ¿Crees que tiene futuro? ¡Comenta con nosotros!
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