Liza (Sutton Foster) cada vez se acuerda menos de que está viviendo una vida que no es la suya, y esto conlleva que a nosotros también se nos pase por alto de vez en cuando. Si la semana pasada los choques generacionales que dan vida a la serie eran escasos, esta vez prácticamente han brillado por su ausencia.

La publicación de “Me, Myself And O” ha significado para la editorial justo lo que Liza y compañía esperaban que significase: todo el mundo lo ama, todo el mundo lo compra y, sobre todo, todo el mundo quiere conocer a su enigmática autora. Edward LL Moore (Richard Masur) no ha tardado en demostrar que no está llevando especialmente bien vivir el éxito de su nuevo libro desde las sombras, así que no puede evitar rendirse a sus propios encantos literarios y confesar al mundo que él es el autor.

Lo vivido en esa lectura nos ha dejado dos momentos dignos de mención: el primero es que Charles (Peter Hermann) sigue pillado por Liza, y el segundo es que se molesta tan poco en ocultarlo que no ha dejado otra opción a su nueva novia más que la de convertirse en el personaje más molesto de la serie.

Que los sentimientos de Charles sigan ahí es relevante por el regalo que Josh (Nico Tortorella) ha considerado buena idea darle a Liza. No es un movimiento muy inteligente regalar a tu novia un ‘free pass’ para acostarse con quien quiera, sobre todo cuando la excusa que utilizas es la de “necesitas experimentar antes de sentar cabeza conmigo”. No estamos seguros de que tanta autoconfianza juegue a favor de Josh esta vez: Liza ha dicho que no tiene intención de utilizar el pase, pero con la boca pequeña y mientras se lo guardaba en el bolsillo. Que alguien avise a la novia de Charles de que se aproximan curvas.

Maggie (Debi Mazar) y Kelsey (Hilary Duff) vuelven a tener algo más de protagonismo esta semana, pero de formas totalmente opuestas. Mientras Maggie decide dar por finalizada su relación con la artista judía, Kelsey parece haber conocido al hombre perfecto para ella (de momento). Lo de Maggie lo entendemos: siempre ha sido muy celosa de su espacio y, curiosamente, muy poco flexible con sus libertades, así que introducirse en un grupo que no conoce la palabra “límites” solo podía terminar mal para ella.

Kelsey, por su parte, nos tiene tan acostumbrados a meter en su vida a hombres que parecen ideales pero resultan ser auténticos esperpentos que ya no sabemos si queremos confiar en que esta será la definitiva. Aunque, por el bien de la serie, esperamos que Kelsey aprenda a hablar de otra cosa que no sea lo mucho que odia estar soltera.

¿Qué os ha parecido el episodio? ¿Ha sido inteligente Josh con ese regalo? ¿Volveremos a ver a Liza con Charles?

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