En un capítulo más entretenido que el de la semana pasada ‘Younger’ vuelve al ataque con la misma premisa de siempre pero más enfocada en el futuro profesional de Liza (Sutton Foster) y Kelsey (Hilary Duff), lo cual siempre nos encanta.
Seguimos acercándonos peligrosamente a la Gran Revelación, ese momento donde Liza decidirá al fin contarle a sus ya amigas un pequeño detalle que romperá todos los esquemas. Cuanto más nos acercamos, sin embargo, menos plausible nos parece que ocurra – siempre hay un evento, una situación prioritaria, un paso en la dirección equivocada. ¿Qué opináis? ¿Cuanto más amigas se hacen Kelsey y Liza más probabilidades hay de que todo salga bien? ¿O al revés?
Después de vomitar todas referencias “modernas” para cumplir con sus objetivos de seguir siendo relevante, es decir: 1) Test Bechdel 2) “ghosting” 3) MILLENIALS (deberíamos inventarnos un juego de beber con esta palabra), por suerte nos dan un poco de damita. Esta semana las cosas se tornan algo más serias de lo normal. Sí, Maggie (Debi Mazar) organiza una ‘Sex Party’ en su apartamento para poder pagar el alquiler, pero eso no quita a que las cosas se pongan serias. El que Josh (Nico Tortorella) sepa la verdadera identidad de Liza es a la vez un respiro un agobio añadido. El interés amoroso de nuestra protagonista lleva actuando de forma extraña desde que se enteró de la edad de su churri, lo cual dentro de lo que cabe es comprensible, pero que lleve el peso del conocimiento encima hace que su presencia parezca peligrosa para el avance de Liza.
Medio capítulo “ghosteándola” y la otra mitad yendo en su busca después de un pep-talk con Maggie, Josh está desconcertante a más no poder, pero lo que más molesta de la situación es que lo acompañe todo de una sonrisa. ¿Lleva Liza una vida complicada? Sí. Eso está claro, ¿no? La duda entonces es si el guapo tatuador tiene lo que hay que tener para aguantar en esta relación. Es sorprendente que Liza acabe volviendo a sus brazos como si nada, después de ser ignorada y con tantas otras cosas de las que preocuparse. Sólo esperemos que no esté dejando de lado su propia felicidad por la culpa que siente al haber tardado tanto en confesarle la verdad a su novio.
Pero este capítulo no va sobre Josh y Liza, que para eso tuvimos ya toda la temporada pasada. La relación que de verdad nos importa es la amistad entre Kelsey y Liza, que no para de evolucionar y que ahora tiene un vínculo profesional más. Kelsey está pasando por un momento en su carrera envidiable y merecido, y es una delicia verla emocionada y en pleno ataque de ansiedad en un mismo capítulo. No sólo es realista sino que nos da una imagen mucho más profunda de su personaje y que le conecta con nuestra protagonista: ambas sienten pánico por su futuro y se sienten unas farsantes. Y he aquí la palabra mágica. Como una nube negra esta idea ha perseguido a Liza durante toda la serie, dudando de su talento por empezar demasiado tarde y aquí tenemos a Kelsey que le da miedo haber llegado muy pronto a su momento álgido.
Nunca han conectado al cien por cien por culpa de esa parte de la vida de Liza que se mantiene bajo llave, pero bajo una presión monumental personificada en ese terrible vestido, consiguen empatizar y trabajar juntas de esa manera perfectamente equilibrada que sólo se consigue en las sitcoms: con el móvil y bluetooth. No es del todo realista pero tampoco está mal realizado y estamos acostumbrados a momentos como estos.
¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Y ese momento con Charles (Peter Hermann)? ¡¡Comentemos!!