Tras una semana sin episodio por las elecciones presidenciales estadounidenses volvemos a disfrutar de un drama que sí que nos gusta y es que ‘This is us‘ sigue explorando la relación entre los miembros de la familia Pearson y desvelando problemas que no se apreciaban a simple vista. A continuación vamos a comentar a fondo este “The best washing machine in the world“.
Desde que empezó la serie se percibía la mala relación que Kevin (Justin Hartley) y Randall (Sterling K. Brown) han tenido siempre. Una de esas malas relaciones entre hermanos que conforme se va creciendo tiende a turnarse en una frialdad absoluta. Así pues en este episodio conocemos qué problemas tenían realmente los hermanos y no es más que la pelea por el amor de una madre pese a que Randall buscaba siempre la aprobación de Kevin.
Por otro lado Kate (Chrissy Metz) sigue teniendo problemas con su dieta y no entiende por qué Toby (Chris Sullivan) sin esforzarse tanto está consiguiendo mejores resultados que ella. Es por eso que el abandono de la dieta por parte de su novio hace peligrar toda la relación y es que si bien es difícil hacer ciertos sacrificios, hacerlos cuando tu pareja lleva a cabo lo que parece una tortura es casi imposible. Seguro que todos habéis acabado gritándole a la pantalla que no se comiera ese dulce al final del episodio. Llegados a este punto cabría preguntarse si la terapia a la que acude Kate es realmente una ayuda o una prueba aún mayor porque la chica no deja de compararse con sus compañeros en vez de centrarse en lo que ella misma está consiguiendo. Ver cómo los demás asistentes a las reuniones hacen mayores progresos solo sirve para que ella no se dé cuenta de los buenos resultados que ella está cosechando con mucho esfuerzo.Mientras Kevin y Randall se pelean como dos chiquillos, en casa Beth (Susan Kelechi Watson) y William (Ron Cephas Jones) se hacen cada vez más confidentes hasta el punto de comer brownies especiales, o brownies para adultos, y hablar de sus intimidades familiares. Y aquí es donde llega la metedura de pata del año. El premio se lo lleva el pobre (y colocado) William que tras 36 años de guardar el secreto acaba soltando que llegó a conocer a Rebecca cuando Randall era solo un bebé generando en Beth un dilema enorme.
No tenemos ni idea de qué le sucederá a Jack (Milo Ventimiglia), si morirá repentinamente, por alguna enfermedad, si antes de morir él y Rebecca (Mandy Moore) se separan… Todo es una incógnita a este respecto pero lo que sí hemos podido ver esta semana es que la relación se encuentra con algunos problemas aunque verdaderamente no parecen mayores que los de cualquier pareja. Obviamente no tendría sentido mostrarnos cómo se le olvida a Jack darle un beso a su mujer o cómo otra chica le arregla la corbata si todos estos incidentes no fueran a mayores. No es que tengamos ganas de ver cómo se rompe este bonito matrimonio pero ¿para qué hacernos creer que acabarán teniendo grandes problemas cuando no es así? Hay que tener en cuenta que en este episodio hemos visto a los chicos más mayores que nunca antes y que se supone que es alrededor de esa fecha cuando Jack fallece.
Tal vez este ha sido el capítulo más flojo de lo que llevamos de temporada, lo cual tampoco es un gran fallo dado que los seis episodios anteriores fueron magníficos pero sí que se ha notado una bajada en el nivel de emotividad y las peleas de Kevin y Randall adultos no ha logrado copar el drama de capítulos anteriores porque no han sido más que el echarse en cara problemas de la infancia de dos hermanos. ¿A vosotros qué os ha parecido? ¿Creéis que lo más importante de este capítulo serán las consecuencias que provoque? ¿Tenéis alguna teoría de lo que le pasó/pasará a Jack? Esperamos todos vuestros comentarios a continuación tras la promo del próximo episodio.