Tras un par de capítulos conociendo cómo es la vida de algunos personajes fuera de Alexandria, regresamos a “casa” para ver las consecuencias de la llegada de Negan (Jeffrey Dean Morgan). Si aún no habéis visto el capítulo, no sigáis leyendo, esta entrada podría contener spoilers.

Negan está llamando a la puerta de Alexandria. Y el miedo vuelve a convertirse en el protagonista del capítulo. Cumpliendo con lo prometido, el dueño de Lucille se persona frente a Rick (Andrew Lincoln) y los suyos para reclamar la lealtad del grupo y, de paso, atemorizar a quienes aún no habían tenido la oportunidad de conocerle.

 

Bien es cierto que cuando ‘The Walking Dead’ nos presenta un capítulo más largo de lo normal, esperamos tensión, sorpresas, y, por que no, un poquito más de acción. Sin embargo, en esta ocasión, la incertidumbre, el terror y un constante “¿qué pasará?” han sido los protagonistas del capítulo.

 

Negan llega a Alexandria declarándose dueño y señor no sólo del lugar, sino de todo lo que allí hay, incluidos seres humanos. Rick no es el mismo, su valor, su alma de líder… La traumática muerte de Abraham (Michael Cudlitz) y Glenn (Steven Yeun) ha dejado mella en todo el grupo, y Rick quiere evitar a toda costa que alguno de sus amigos sufra una muerte tan terrible a manos de Lucille.

Es entonces cuando Negan reclama las armas que tienen guardadas en Alexandria, para asegurarse de que Rick y los demás lo pasen muy mal si se acerca algún caminante. Pero no sólo Negan deja sin armas, medicinas y parte de la comida a los habitantes de Alexandria, también deja una huella de miedo que parece imborrable.

 

Sin embargo, Carl (Chandler Riggs) parece ser el único con valor para enfrentar al enemigo y, aún a riesgo de acabar con la cabeza aplastada a golpe de bate, amenaza a Negan, y deja claro que de aquel niño inocente y asustado queda muy pero que muy poco. También las mujeres hacen lo propio, y mientras Rick agacha la cabeza ante su nuevo líder, Michonne (Danai Gurira) sale a cazar para poder alimentar a sus amigos, mientras Rosita (Christian Serratos) va al bosque a intentar encontrar armas con las que defenderse de los Salvadores.

Además, este capítulo nos ha dejado un tanto helados respecto a un personaje. Maggie (Lauren Cohan) parece no haber soportado la muerte de Glenn y Rick le hace saber a Negan que ya no está con ellos. Sin embargo, esto suena a estrategia, y es que Rick sabe lo peligroso que Negan es (no hay más que ver lo que insinúa), y parecen estar protegiendo a Maggie, aún a riesgo de ponerse ellos en el punto de mira. ¿Será Maggie capaz de sobreponerse a la pérdida de Glenn, y adoptará ella el rol de la nueva líder del grupo de Alexandria? Sería, sin duda, un giro interesante, puesto que su personaje, siempre de la mano del de Glenn, sería el más indicado para acabar con Negan.

Cabe mencionar también al pobre Daryl (Norman Reedus) avergonzado no sólo pro Negan, sino también por Dwight (Austin Amelio), quien padece una extraña obsesión por el motero, porque ahora, además de llevar su chaleco, y portal su ballesta, monta también la moto de Daryl.

Además, debemos destacar el ingenio de Rosita al acudir a Eugene (Josh McDermitt) a pedirle que empiece a fabricar balas. Rosita parece también haber cambiado desde la muerte de Abraham, y no sería de extrañar que su personaje, junto a Maggie y Michonne, consiguieran formar un trío de mujeres imparables.

¿A vosotros qué os ha parecido el capítulo? ¿Os ha gustado? ¿Esperabais más acción por ser un capítulo largo? ¡Animaros a comentar vuestras impresiones con nosotros!

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