The Vampire Diaries 8×10: Nostalgia

Que paren las rotativas, porque esta semana ‘The Vampire Diaries’ no se ha portado mal en absoluto. ¿Ha sido este el primer capítulo decente de la temporada? Así es, pero comentémoslo con la esperanza de que no sea el último.

Empezamos el episodio con la sensación de que nos hemos saltado un capítulo por el camino, pero no pasa nada porque pronto aparece Sybil (Nathalie Kelley) con sus cánticos de sirena para ponernos al día. Damon (Ian Somerhalder) ha reactivado ¿definitivamente? – nunca se sabe – su humanidad, pero tal torrente de atrocidades lo deja sumido en un estado inconsciente del que solo podrá salir si consigue que todos sus allegados consiguen perdonarle. O eso es lo que piensan, porque el perdón de Caroline (Candice Accola) tras darse cuenta de que la comprensión de Damon al morir su madre fue suficiente para dejar de lado todo lo demás no es suficiente, y tampoco lo es el de Bonnie cuando decide pasar página del abandono de su ex bestie.

El poder para hacer regresar a Damon al mundo real está nada más y nada menos que en manos de Stefan (Paul Wesley), pero tampoco de la forma en que pensábamos; no es Damon quien necesita ser perdonado, sino su hermano menor. Sí, lo sabemos, hemos visto mil veces ese cambio de papeles de hermano bueno a malo malísimo, pero que Damon haya vuelto a sus cabales siendo tan sentimental nos ha hecho pasar por alto lo hartos que estamos de ese eterno conflicto.

Nos ha encantado ver de vuelta a Elizabeth Forbes (Marguerite MacIntyre) y a la abuela Bennett (Jasmine Guy), aunque haya sido durante tan poco tiempo y en unas circunstancias tan extrañas, pero en esta serie siempre rentan los reencuentros con familiares muertos. La aparición de Vicky (Kayla Ewell) tampoco ha estado mal, pero ser una Donovan no puede jugar jamás a tu favor así que, hasta la próxima excursión al subconsciente de Damon, suponemos.

Matt (Zach Roerig) sigue a lo suyo con la ayuda de su papi. Como nadie sabe muy bien qué hacer con él, Stefan le obliga a hacer sonar la campana que abrirá una brecha entre el mundo real y el de Cade (Wolé Parks), lo que implicaría que ese mundo real, al menos el perímetro de Mystic Falls, desapareciese. Por supuesto, Matt sabe que su única opción para ser recordado es morir como un héroe, es decir, asesinado por su padre antes de abrir esa brecha. Todo muy romántico. Pero en un capítulo cargado de perdones y nostalgias la cosa no podía terminar así: Matt Donovan también tenía reservado su final feliz, así que gracias a Damon ya puede dedicarse a convertirse en el nuevo sheriff de la ciudad.

Las sirenas han desaparecido, por lo que parece, de forma definitiva, pero ya sabemos que en ‘The Vampire Diaries’ lo de resucitar personajes está a la orden del día. Trabajar para el mismísimo diablo tiene que darte alguna garantía en el infierno, no creemos que se dejen freír por el jefe después de años de servidumbre y las cosas terminen ahí. De cualquier manera, si la acción está ahora en manos de Cade, cruzamos los dedos por que sea para mejor.

Y ahora, ¡comentemos!

PD: ¿Qué os ha parecido el contenido de la carta que Damon escribió para Bonnie? ¿Se puede ser más mono?

Isabel Bienzobas
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