‘The Vampire Diaries’ tacha una semana más de su recta final y sigue en su línea de no avanzar demasiado en las tramas, no vaya a ser que se queden sin ideas para el resto de capítulos. ¿Habéis tenido la sensación de haber visto este capítulo antes? No os preocupéis, no estáis solos.
Hace dos semanas dejamos a las gemelas de Alaric (Matthew Davis) y Caroline (Candice Accola) en manos de la no tan malvada Seline (Kristen Gutoskie) y su misterioso plan. Y decimos no tan malvada porque el personaje que nos presentaron con flashblacks hace ya un tiempo poco tiene que ver con la Seline que estamos viendo ahora. En esos flashbacks quedó muy claro que era ella la que controlaba la situación, la que se encargaba de llevar a su hermana hacia Cade (Wolé Parks) y todo lo que él representa. Sin embargo, ahora es Sybil (Nathalie Kelley) la que va un paso por delante, y mientras Seline contaba con todo el tiempo del mundo para establecer un plan que la liberase de Cade, ha llegado Sybil y, recién salida de su cueva, le ha dado la vuelta al panorama sin que su hermana lo viese venir.
Y es que, tampoco había que darle demasiadas vueltas, ¿para qué querría Cade como esbirros a unas niñas, por muy poderosas que puedan llegar a ser, teniendo a dos vampiros con un maravilloso currículum de asesinatos? Aun así, las razones de Stefan (Paul Wesley) para servir a Cade han sido tan generosas que tampoco nos extrañaría que esto afectase de alguna forma en el plan “perfecto” de Sybil.
Aunque si algo tuviese que afectar al plan de Sybil suponemos que sería la muerte de Damon (Ian Somerhalder) . La verdad es que no hemos sentido ni padecido demasiado cuando hemos visto cómo Damon se volvía gris. ¿Cuántas veces hemos visto morir a algún protagonista para después ver cómo volvía a la vida? Ni siquiera Elena (Nina Dobrev), que se fue de la serie, murió del todo. No tardarán en dar con algún vacío legal que les permita resucitarlo. Y, si no es así, esperamos que nos den los minutos de silencio necesarios para procesar una muerte que no habíamos visto venir. Mucho menos a manos de Alaric.
Y, ¿os acordáis de cuándo nos parecía bonito que Enzo (Michael Malarkey) estuviese al borde de perderse a sí mismo para, de repente, recuperar la conciencia y lanzarse a los brazos de Bonnie (Kat Graham)? Pues igual deberíamos apuntarnos el no ser tan escandalosos cuando algo nos gusta, porque la amiga Julie Plec ha tomado tantísima nota que parece que se ha marcado como objetivo el torturar a Enzo en cada capítulo de la peor forma posible para que cuando vuelva a la normalidad le recite poemas amorosos a Bonnie y nosotros podamos lloriquear a gusto. Con un par de veces bastaba, de verdad. Sí, los dos son monísimos juntos, pero cuando necesitan pasar por una situación extrema para hacernos empatizar con ellos es porque algo falla.
Lo que sí nos ha roto un poco el corazón ha sido esa inevitable guerra de reproches entre Caroline y Alaric. Veíamos venir esta conversación desde que descubrimos que sería Caroline quien daría a luz a las gemelas, y la verdad es que ha sido tan injusto para ella como para él. Entendemos que Alaric se sienta culpable por dejar entrar a Seline tan fácilmente en su vida y necesite expresar su frustración de alguna forma, pero pedir a Caroline que se aleje de sus hijas y alegar que no son suyas es la peor forma que podría haber elegido para hacerlo. Caroline es tan madre de esas niñas como él es su padre. Lo bueno de esto es que era una tema que tenía que explotar en algún momento, ahora que ya lo ha hecho podemos pasar página y pensar en lo desgraciada que le ha tocado ser a Caroline esta semana. La pobre se ha quedado sin hijas y sin amor en menos de 24 horas. Que llame a Bonnie para que le cuente su secreto para sobrellevar tanta tragedia junta.
Y a vosotros, ¿qué os ha parecido el capítulo? ¿Predecible, entretenido, más de lo mismo?
¿Se vengará Seline de Sybil por dejarla de lado al pactar con Cade? ¿Habrá muerto realmente Damon? ¿Cómo se le dará a Stefan eso de ser un esbirro de Cade?
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