“The Bitch Is Back” nos trae a Mindy (Kaling) de vuelta al trabajo y todo lo que ello conlleva. Sabíamos que las cosas iban a cambiar, pero… ¿tanto?
El capítulo empieza de forma maravillosa: Mindy acurrucada con su bebé en la cama, y su voz en off declarando su eterno amor por él. Ver a Mindy feliz y satisfecha, en un momento tan tranquilo y precioso como este es una delicia, así que cuando Danny (Chris Messina) le propone de pasada que quizás no debería de volver al trabajo pausamos y meditamos junto a Mindy. “¿No volver al trabajo… nunca?” ¿Qué implicaría eso? ¿Ver a Mindy robar taxis con Leo como partícipe involuntario? ¿No sería magnífico?
Conocemos a Mindy después de cuatro temporadas, y sabemos lo importante que es para ella su trabajo, y aunque ahora tenga otras prioridades, ¿de verdad os la imagináis no volviendo a trabajar? Sería una decisión completamente válida, y abre una conversación muy interesante y familiar para madres trabajadoras en todo el mundo. Al tema se acercan con cuidado, con humor: “Según los carteles de las películas, ser una madre trabajadora es sólo tener un maletín en una mano y un biberón en otra, ¿no?” Porque la indecisión de dejar el trabajo por su hijo es, como la propia Mindy declara, suele existir para aquellas mujeres lo suficientemente privilegiadas para tener la opción. Ellos se lo pueden permitir, Danny tiene un trabajo que podría sustentarles, ¿pero a qué precio? Un cambio como este significaría un cambio total en la vida de la familia, sobre todo en la de Mindy, desviando la dirección en la que iba su vida pre Leo del todo. ¡Lo cual no es malo! Y ese es el dilema, porque la vida en el trabajo no parece lo suficientemente atractiva ahora, a la vuelta, como para dejar su felicidad, calma y amor unas horas al día.
La situación en la consulta es desfavorable cuanto menos, con el nuevo doctor y la nueva enfermera (Fortune Feimster) del equipo. Garret Dillhunt interpreta al desagradable pero carismático Jody, un hombre sureño sexista con un gusto por el sermón ¡ah! Y es ginecólogo. Es lo que más sorprende de el, tan en contra de que Mindy le de el pecho a su hijo en público, cuando su trabajo se centra mayormente en el cuerpo femenino, algo a lo que él se refiere como “el misterio”. Consigue que un vagón entero de metro le de la razón y se convierte en un personaje odioso cuando no paramos de ver mas fallos en su personalidad. Sin embargo, Mindy no brilla por su bondad ni raciocinio esta semana. Al lado de este personaje es difícil parecer intolerante o ignorante, y aún así nuestra protagonista lo consigue a su manera.
La absurdez que tanto caracteriza a Mindy en esta ocasión es algo incómoda, desde el disparar leche materna en la cara del nuevo doctor (¿eso puede pasar? ¿o es una recreación dramática? ¡informadme!) a invadir el espacio de su paciente besándola en la boca. Incluso flirtea con Colette cuando ella evidentemente está incómoda (¿y Mindy está enamorada y tiene un hijo?). El encanto de Mindy se esconde entre esos momentos incómodos, algo intrusos pero siempre cómicos, y sin embargo el encanto esta semana se pierde en el mensaje. Mindy se acerca a su ex-paciente para encontrar la forma de echar a Jody, y acaba incomodando a la mujer más de lo que lo había hecho el supuesto mal tío. Es interesante ver hasta qué punto llega la personalidad de nuestra heroína, y cómo su particular sentido del humor (“No man can tell me what to do with my body. Only women’s magines can do that.”), a veces inteligentemente ofensivo e irónico, pierde la gracia y muestra sus facetas menos atractivas. ¿Le hace esto mejor persona, más real?
La relación entre Danny y Mindy también ha cambiado esta semana, acabando el capítulo con una de esas escenas dramáticas que no esperas y te rompen el corazón. Quizás estas escenas son demasiado frecuentes en la vida de nuestros protagonistas, pero nos dejan ver aspectos de cada personaje que intentan esconder. Si ya lo hicieron con Mindy y sus ganas de tener una familia y casarse, en ese discurso lacrimógeno que nos dejó muertos la temporada pasada, el que Danny confesara que quiere que Mindy se quede en casa de forma definitiva cambia muchas cosas. Es revelador y honesto, aunque de cierta forma egoísta. Quiere lo mejor para su hijo y compara su situación (sin mucha atención por parte de sus padres) con la de su primogénito. ¿Quién puede negarle eso? Quiere lo mejor para él, y aprovecha el momento de duda de Mindy para llevar a cabo su deseo, y no es precisamente malo (su intención es buena), pero acaba pasando como manipulación. Una decisión así necesita mucha más meditación por las dos partes, tiempo que quizás sea inexistente en el mundo de la ‘sit-com’, pero necesario de igual manera.
Y aún así, ¿no son estos cambios súper entretenidos? ¿No os morís de ganas de ver cómo Mindy lidiará con la vida en casa? ¿Creéis que aguantará mucho? ¿Y no os parece muy personal y bonito el tatuaje de Danny? *Sniff* ¡Comentemos todas vuestras teorías de qué ocurrirá con nuestra ginecóloga favorita!