Una semana más, The Gifted nos vuelve a demostrar que sabe lo que se hace y nos ofrece otros cuarenta minutos de entretenimiento puro y duro, y encima con un invitado muy especial.
¡Nuestro querido Matt (Zach Roerig) se ha mudado de Mystic Falls y con ello se ha convertido en un ser sobrenatural! Claro, es que el pobre tenía envidia del resto, al fin y al cabo era el único humano en ese pueblo. Bromas aparte, nos ha encantado verlo de nuevo en nuestras pantallas interpretando a Pulse, un antiguo componente del grupo de exiliados que huyen de la ley anti-mutantes pero que, al ser capturado, se ha acabado convirtiendo en uno de ellos.
Y convenientemente, su poder permite bloquear todo tipo de aparatos y sensores electrónicos, lo cual incluye, a mí que me lo expliquen, todas las habilidades mutantes. Esto dificulta bastante el rescate de Reed (Stephen Moyer) y Lorn (Emma Dumont) que van a ser trasladados a un nuevo centro penitenciario. El plan de nuestro equipo parece sencillo, pinchar una rueda del bus de transporte para detenerlos y efectuar el esperado recate.
Pero, ay madre, las cosas nunca salen como se planean eso ya se sabe, al igual que se sabe que el «nuevo» personaje, al no ser demasiado relevante, iba a recibir algún balazo que pondría su vida en peligro. No es que nos importe demasiado ya que, como decimos, en un personaje que apenas habrá tenido tres o cuatro frases en toda la serie, al igual que nos preguntamos por qué la serie se centra tanto en los personajes de siempre cuando seguro hay más mutantes interesantes que podrían ser de ayuda. Podría ser que, siendo esta la primera temporada y de tan solo 10 episodios, la serie quiere centrarse en introducir el mundo y los personajes. El potencial para crecer está ahí.
Antes de efectuar este peligroso plan, nuestro querido «skin» Eclipse (Sean Tale) ha tenido que negociar con los bajo fondos, en forma de ex-novia pelín resentida y bastante juguetona, lo que ha puesto a nuestro pobre Marcos contra las cuerdas. La verdad, ha sido bastante light, esperábamos que llegara a matarlo, y resulta curioso que el chico no tenga reparos en disparar a todo quisqui con una pistola pero le cueste horrores invocar su luz para intentar cegar a alguien. En ocasiones esta serie resulta algo mejorable en ciertas cuestiones que atañen a la evolución de los personajes, pero no nos vamos a quejar mucho ya que la disfrutamos un montón.
El caso es que el plan sale bien, no sin ciertos apuros para mantener la tensión un poco más, que aquí ya se sabe que sin tensión no hay emoción, y logran rescatar a Lorna y a Reed… (aunque bien se podría decir que se han rescatado ellos solitos, la verdad…).
Por último, es digno también de comentar por dónde tirará la serie en torno a los falsos pensamientos que le han implantado a Blink (Jamie Chung), que provocan que día sí día también tenga sueños propios de Christian Gray. Esto tendrá que explotar algún día y estamos deseando ver ese momento.
¿A vosotros qué os ha parecido el episodio? ¿Os ha convencido, seguís disfrutando esta serie tanto como nosotros? ¡Comentemos, mutantes!
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