El capítulo de ‘The Flash’ de esta semana se llama “Shade”, pero al pobre villano con el mismo nombre se le da muy poco protagonismo. Lo que marca el capítulo, sin embargos, son los secretos y todas esas emociones que el equipo Flash mantiene a la sombra, así que quizás el nombre sea más relevante de lo que imaginábamos.
Los villanos de usar y tirar de ‘The Flash’ los tenemos ya súper vistos, o sea que no nos sorprende demasiado que Shade funcione como una mera distracción para que el Big Bad de esta temporada haga de las suyas. Como la mayoría de los capítulos, el reparto, la química entre el equipo y sus dramas personales son los que llevan adelante la trama. Ni siquiera es el hecho de que unan fuerzas para buscar a Shade o Alchemy (paso del Dr., tíos, es muy largo y Alchemy sólo mola un montón), sino que encuentren un hueco para ir al cine al aire libre, esconder secretos y cambiar de aspecto para salir a la calle.
Hay una sensación rara en el ambiente con este “nuevo” equipo, ¿no os parece? Como aún nos queda por descubrir si hay algo más que no sepamos (porque vamos a la par que Barry (Grant Gustin), y este ‘timeline’ nos pilla un poco desprevenidos), seguimos con la tensión de los primeros capítulos de la temporada. Es una inseguridad que la sienten todos los personajes, que no paran de soltar discursitos motivadores en busca de la sensación de calma y uniformidad que tanto les identificaba antes.
No pueden dejar de repetir lo importante que es ser honesto, de echarse la bronca los unos a los otros por esconder cositas como que HR (Tom Cavanagh) es un farsante o que Barry no dijo nada del universo que había creado hasta que ya daba vergüenza ajena. Y sin embargo, aquí siguen todos, escondiendo sus sentimientos por miedo a ser juzgados por sus amigos. Wally (Keiynan Lonsdale) lleva consigo la carga de no ser un superhéroe, hasta tal punto que necesitaría terapia, porque el pobre es joven y sensible. Y ya ni hablemos de Caitlin (Danielle Panabaker), que vive con una angustia constante de convertirse en lo que mas aborrece que no le deja interactuar con nadie.
Quizás sea porque es todo culpa, en esencia, de Barry. La línea temporal que creó y en la que decidió vivir, sólo para volver atrás una vez más no para de darnos desgracias. De hecho, todas las desgracias de esta temporada han sido causadas por sus decisiones. A Wally Barry le tiene que explicar por qué ser Kid Flash no es buena idea, y ahí vuelve a salir una parte de la ecuación que no encaja en la nueva dinámica del equipo Flash. Barry sabe que Wally se hace daño siendo un héroe y no quiere herir su ego diciéndole que quizás no sea tan fuerte como se imagina que podría llegar a ser. Sin embargo, decide confesarle su conocimiento sobre el Wally de la otra línea temporal cuando no queda más remedio. Si es que sabemos que todo va a acabar saliendo, ¿por qué hacerlo más doloroso? ¡Ni siquiera crea suspense!
A través de Cisco (Carlos Valdes) descubrimos que 1) Killer Frost, o alguien que tiene toda la pinta de serlo, va a atacarle en algún momento del futuro y 2) que el Cisco de este ‘timeline’ es un amigo bastante pésimo. Vibe me da unas malas vibras esta temporada que no me merezco como mega fan del Cisco de toda la vida. Caitlin sufre en silencio pero se sincera con su amigo, sólo para que Cisco le descubra a los cinco minutos. La verdad es que predigo que en esa visión no es Cait la mala, sino nuestro chico.
¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Y qué creéis que ocurrirá on Wally, atrapado en una especie de capullo? ¿Por qué se empeñan en tener citas si el mal acecha, literalmente, cada cuarenta y cinco minutos? ¿Donde está Draco Malfoy (Tom Felton) y por qué es tan misterioso? Comentemos.