Pues sí, señores, aunque cueste creerlo después de tantos años siguiendo a Scott McCall (Tyler Posey) hasta los confines de la tierra, hemos llegado a ese punto final de la serie. Al final del camino. No ha sido la mejor finale de la historia, ni de la suya ni de la de todos, hablemos de ello.
Hablábamos en pasadas semanas de que esperábamos un final apoteósico que, en cierta manera, se disculpara por toda la porquería que hemos tenido que ver en los últimos años de esta serie. Sí, esta temporada ha sido mejor que las anteriores en muchos sentidos y nos tendremos que contentar con un final semiabierto -pero «realista»- y ninguna muerte, solo felicidad para los chicos de Beacon Hills. Y es que al final el Inuk-Ite ha resultado ser el monstruo menos monstruo de todos los que hemos visto en la serie. Tanto que necesitaba hacerse con las imágenes de enemigos del pasado para intentar asustar a Scott, que ya lo ha vencido todo. Y algo tan sencillo como Montain Ash ha sido el arma necesaria para derrotarle. ¿Cómo se dio cuenta de ello Scott? Pues ni idea, pero qué bien que el chico sea tan listo.
Hemos tenido el reencuentro que esperábamos de varios personajes, pero ninguno tan único como cuando Lydia (Holland Roden) vio a Jackson (Colton Haynes) delante de Stiles (Dylan O’Brien). Pero, ¿por qué no ha habido beso Stydia? Esa pequeña escena que nos traía uno de los mejores momentos del capítulo ha sido la única muestra de amor o cariño o lo que sea entre Lydia y Stiles y nos sabe a poco -sin contar con ese cogerse las manos al final del capítulo cuando Scott está ciego. Eso sí, viene con un mensaje bien cursi escondido.
Una vez más la manada gana la batalla, o al menos temporalmente puesto que en la última escena se habla de derrotar a Monroe (Sibongile Mlambo), que suponemos coge el testigo de Gerard (Michael Hogan) después de que se lo cargara su propia hija. Se nos hace un final incompleto aunque sea un final feliz, porque no sabemos nada del futuro (o presente) individual de nadie. Todos llegan en coches separados, en uno Stydia, en otro Derek, en otro Malia (Shelley Hennig) y Liam (Dylan Sprayberry), e incluso vemos que faltan Theo (Cody Christian), Mason (Khylin Rhambo) y Corey (Michael Johnston). Solo han tenido «resolución», por así decirlo, Theo con su capacidad de sentir, el entrenador (Orny Adams) -que tiene un final bastante simple teniendo en cuenta que hace poco nos dejaban caer que era alcohólico si no recuerdo mal- y Argent (JR Bourne) y Melissa McCall (Melissa Ponzio).
En definitiva, no queremos que ‘Teen Wolf‘ acabe, así no. O quizás simplemente no queremos que acabe, no queremos despedirnos de Scott y Stiles, la serie de dos niños que se han convertido en adultos un poquito al mismo tiempo que nosotros, aunque todavía no nos sintamos más que adolescente en algunos días.
Es un lunes negro para nosotros, y eso que -al menos en Madrid-, no llueve, algo que hubiera quedado aún más poético con ese final caminando bajo la lluvia.
¿Qué os ha parecido a vosotros este final? ¿Querríais ver más? ¿Un spin-off como se ha sugerido desde el principio del final?
♥ HASTA SIEMPRE ‘TEEN WOLF‘ ♥
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