Pocas veces ‘Teen Wolf‘ nos deja adivinar o nos da pie para teorizar, pero esta semana ha querido ser clara con sus intenciones y eso lo apreciamos mucho.

Por fin hemos vuelto a ver a Stiles (Dylan O’Brien), que ha venido junto con Peter Hale (Ian Bohen) a salvar la serie. Parece mentira que un personaje con tanto recorrido como Peter siga funcionando y sorprendiendo con cada aparición, pero ocurre. Ian Bohen es un actor fascinante y todas las caras de Peter han sido siempre fascinantes. Verle vulnerable al mismo tiempo que paternal ha sido un soplo de aire fresco que ha renovado al personaje y a la propia serie.

Esta estación de tren abandonada y casi ficticia nos recuerda aquella King’s Cross de Harry Potter en el séptimo libro, una especie de limbo donde quedarse atrapado pero, una vez pudimos echar un vistazo a los próximos destinos… La cosa estaba clara. Valió un pequeño paseo por Google para comprobarlo:

Bodie, Bonneville, Prípiat, Bannack… Son todo ciudades abandonadas. Pueblos fantasma. Lo que definitivamente augura lo peorcito a Beacon Hills. Ay, justo cuando los chicos se quieren marchar a la universidad les dejan aún más claro que no se pueden ir de esa maldita ciudad, que si se van la ciudad se verá sumida en el más absoluto desastre.

Así que ya tenemos más o menos una trama sustanciosa: ¡por fin algo realmente interesante! Nos encanta cuando en esta serie utilizan elementos reales y los integran en los sobrenatural.

Además, nuestro “barco ha zarpado” (our ship has sailed, en términos tumblrianos). “¿Recuerdas lo último que te dije?”, le dice Stiles a Lydia (Holland Roden) que, para nuestro alivio, le responde que sí.

¿Puede haber habido un capítulo mejor llegados a este punto? Lo dudamos seriamente.

Eso sí, no hemos visto a la generación 2.0 y, decidme si soy la única, pero si no estuviera aquí analizando esto probablemente ni me hubiera dado cuenta.

La cuestión ahora debería ser cómo sacar a Stiles (y a todo el mundo atrapado en este limbo) pero estamos bastante seguros de que ahora invertirán un par de capítulos en contarnos más sobre la trama secundaria que a nadie le importa: la del profesor malvado que come cerebros. Y es que para que no se nos olvide nos han hecho otro de sus elaborados dibujos en el encerado: esta vez un cerebro coloreado y con todas sus partes. ¿En vuestro colegio pintaban cosas tan curradas en la pizarra? En el mío era habitual confundir hasta los números, con eso os lo digo todo.

En definitiva, ha sido un capítulo increíble, en el que incluso ha habido tiempo para el humor. Cosa que con Stiles en esas condiciones complicaba la situación.

Scott (Tyler Posey) se ha hecho cargo para no dejarnos con las ganas de nada y ha sido más Alpha que nunca. Estamos muy orgullosos de ti.

Además de que Malia (Shelley Hennig), en sus pocos momentos estelares, ha tenido tiempo de ponerse agresiva y ponerse cariñosa. Hemos visto un poco más de los poderes de ambos a través de eso de “quitar dolor”, algo que yo pensaba que solo podían hacer los alphas pero que, creo, me equivocaba.

Está claro que Malia tiene una conexión especial con Peter, a pesar de que nunca la hemos apreciado, y es algo que nos encantaría volver a ver. A pesar de que el pobre Peter sea absolutamente incapaz de huir de los fuegos: ¿dos veces en una vida acabas absolutamente calcinado pero vivo? Eso es mala suerte.

La semana que viene tendremos más capítulo bueno, por lo visto. Veremos otra banshee, algo que llevábamos esperando desde que conocimos la “raza” de Lydia, pero que tampoco parece muy esperanzador para su futuro.

¿Cómo creéis que está yendo la temporada? ¿Os ha salvado este capítulo de abandonarla o de verdad creíais que todavía puede darnos buenos momentos?

¿Habéis echado de menos a los de segunda generación? ¿Y al profesor malo?