Las Katydids vuelven otra semana con las nuevas aventuras de ‘Teachers’. En este capítulo no ha faltado de nada: ¿religión, sexo y hábitos excéntricos mientras se conduce? Sí, gracias.
¿Cómo de identificadas nos sentimos con AJ (Cate Freedman) mientras come osos de gominola con palos chinos? Cada semana nos sentimos más y más identificadas con el ecléctico grupo de extrañas profesoras. Cada una es una exageración, casi parodia, de sí misma, pero todas tienen elementos que no dejan de resultar extremadamente familiares. Demasiado, incluso. ¿Con quién os identificáis más? Personalmente me siento muy cercana a AJ esa que un par de capítulos atrás se quedó sin cejas y vive todo con una calma envidiable.
Esta semana se abarca el tema de el eterno conflicto de la ciencia y la religión en las aulas. Es un tema interesante que normalmente se analiza de una manera más seria, pero tras el filtro cómico-absurdo de la serie no pierde nada de fuerza. El personaje de Cecilia (Caitlin Barlow), la “profe hippy”, lleva desde el comienzo de la temporada demostrándonos que es un icono feminista que hasta ahora la televisión sólo había conseguido demonizar o estereotipar. Necesita que le cubran una clase mientras va a un evento a favor de las parejas asexuales, y así sin mas, hacen un chistecillo sobre lo difícil que es acordarse de las siglas de LGBTQAI+ pero no miran más allá. Es refrescante que este tipo de comentarios, aunque siempre algo cobijados entre gracias, se hagan de una forma tan natural porque demuestra el interés aunque pequeño de reivindicar opiniones políticas en las series.
Y ahí entra el tema de la religión y la constante duda de hasta qué punto una opinión debería respetarse. Mary Louise (Katie O’Brien) a cargo de la clase de su compañera decide, sencillamente, promover una serie de valores que a ella le parecen efectivos y correctos. En esencia es un error categórico no sólo porque no deja hueco para una educación adecuada, sino porque demuestra un prejuicio ante la ciencia que hoy en día sólo puede verse como ignorancia. Esto también lo exploran en el capítulo, llegando a la conclusión de que se puede convivir en ambos mundos manteniendo la salud mental adecuada, pero quizás no es la mejor idea volcar todas estas opiniones tan personales en niños influenciables que aprenden a rezar en dos minutos y prefieren la ciencia de Dios, esa que se aprende en un rato, a… la otra.
Otro par de profesoras tiene su roce este capítulo pero el por qué es mucho menos trascendental. Caroline (Kate Lambert) se ofrece a llevar a Deb (Kathryn Renée Thomas) al trabajo mientras su coche está en el taller, pero esos minutos se pueden hacer insufribles si todo lo que ocurre en ese limitado espacio es… insufrible. Objetivamente que te montes en un coche limpísimo, sin zapatos y cantando cancioncillas felices durante el trayecto tampoco parece el fin del mundo, pero las dos mujeres no podrían ser más opuestas. Es una subtrama con encanto que acaba como todo conflicto debería, con un poco de venganza excusada como disculpa: ir en el coche de una gótica agresiva puede ser un peligro.
Pero la profesora de la semana, sin duda, es Chelsea (Katy Colloton). Personalmente es la profesora más entretenida, porque siempre sorprende. Es la misma que gritó a una niña por dibujarle mal y la que la semana pasada grabó su audición para ‘The Bachelor’ entre clases. Esta semana tiene un secreto que podría arruinar su reputación, aunque no sé a vista de quién, si el colegio está compuesto primordialmente de sus amigas, que tampoco es que tengan una reputación magnífica. El ego aumentado de Chelsea siempre es un punto fuerte en la serie, y esta vez está liada con el conserje, lo cual es un ‘no-no’ en cualquier cultura, ¿no? Lo mejor de su relación es la forma tan abierta en la que habla de sus relaciones sexuales, algo que sorprende hasta para el nivel de absurdidad de la serie. ¿En serio, ese momento final? ¿Pasándolo pipa en el futbolín? Totalmente a favor de la sexualidad abierta en las series, pero puede que para algunos este cambio de tema tan rápido fuera algo repentino. ¿Cómo os lo habéis tomado?
¿Qué os ha parecido lo último? Conduciendo, ¿sois más una Caroline o una Deb? ¡¡Comentemos!!