Antes de que nos hayamos dado cuenta, Scandal se ha marchado por donde ha venido. Han sido una temporada breve (16 episodios), pero muy intensa. De verdad. De la buena. Un panorama político de lo más ajetreado, nuevos (y viejos) conflictos amorosos, y malos malísimos que, como esta temporada, se van antes de que podamos recibirlos en condiciones.
Estamos a punto de conocer quién va a ser la próxima persona en ocupar la presidencia de Estados Unidos. El equipo de Mellie (Bellamy Young) está ansioso y expectante, pero no reciben buenas noticias. Frankie Vargas (Ricardo Chavira) será presidente; y Cyrus (Jeff Perry) volverá a la Casa Blanca con más poder todavía… O eso pensábamos todos. Durante el discurso de aceptación de Vargas, éste recibe un disparo que acaba con su vida. El país está en shock, al igual que Cyrus, al igual que todos nuestros protagonistas, y, cómo no, Pope (Kerry Washington) y sus gladiadores se ponen los sombreros blancos y buscan al responsable.
Llegan a la conclusión de que Cyrus está detrás de toda la trama, con una confesión del ya olvidado Tom Larsen (Brian Letscher), que hace muchas lunas había trabajado para Fitz (Tony Goldwin). Cyrus entra en la cárcel y allí sufre como pocas veces en su vida. Pero al rato descubrimos que -sorpresa- Cyrus es inocente. Ha sido papá Pope (Joe Morton) quien ha disparado a Vargas bajo las órdenes de dos nuevos malos malísimos y quien ha hecho que Cyrus pareciese culpable. Uh-oh…
Ah, ¿que quiénes son los malos malísimos? En realidad no vale la pena aprenderse sus nombres porque, a pesar de que hacen temblar al propio papá Pope y nos dejan un poco locos con su malvada eficiencia y la muerte de Elizabeth (Portia de Rossi), no duran mucho en la temporada (ya no digamos lo que suponen para la totalidad de la serie). Tranquilos, el señor Pope consigue reponerse y acabar con ambos con ayuda de la maravillosa Olivia. Bueno, y Fitz, que también ha puesto su granito de arena.
El mayor susto de la temporada nos lo ha dado Huck (Guillermo Díaz). Abby (Darby Stachfield), al descubrir que Cyrus es inocente, comete el error de aliarse con los malos malísimos para sacar a su amigo de la cárcel. Les dice que una testigo muy importante para su causa sigue viva, custodiada por Huck, Jake (Scott Foley) & co. Huck, sin saberlo, lleva a una aliada de los malos malísimos al sitio donde tienen escondida a la testigo y ella dispara a los dos para luego meterlos en un coche y deshacerse de sus cadáveres. Pero Huck no está muerto; aunque por muy poco. Olivia y Jake logran encontrar a su amigo a tiempo y todos respiramos un poco más aliviados.
Todos, excepto Quinn (Katie Lowes), que a pesar de vivir un momento dulce con su compromiso con Charlie, está llena de rabia y quiere matar a Abby. Tranquilos, enterrarán el hacha de guerra; pero han sido capítulos muy tensos. Hablando de Quinn y momentos dulces, Olivia le ha ofrecido su puesto en Pope & Associates, ya que ella estará muy ocupada trabajando en la Casa Blanca con Mellie, y descubrimos que (redoble de tambores) ¡está embarazada! Como se ve abrumada por la noticia, se lo cuenta a Abby, quien le ofrece su ayuda incondicional.
Por su parte, Olivia y Fitz se besan delante de toda la prensa cuando él está a punto de abandonar la Casa Blanca para siempre. Siento no dedicarle más texto a esta trama pero es que no tiene sentido; no podemos olvidarnos de las múltiples idas y venidas fugaces y constantes, ni de que Olivia ya ha sido oficialmente la Primera Dama y lo abandonó porque no le gustaba esa posición, provocando un gran escándalo a nivel nacional. ¿Y ahora vuelta a empezar y delante de cientos de fotógrafos? Impropio de los personajes (sobre todo de ella), cansino y repetitivo.
En el último capitulo, Olivia se encarga de que Luna, la viuda de Vargas, desaparezca del mapa. La que se suponía que sería vicepresidenta de Estados Unidos era la que estaba detrás del chantaje a Mellie, la que más sedienta de poder estaba, y la que más complicaba el trabajo de Olivia. Pero, ¿adivináis quién había metido en la cabeza de Luna todas las ideas sobre poder? Sí. Cyrus. O sea que al final no tenía las manos tan limpias como nos habían querido hacer pensar. Nunca nos podemos fiar de esta serie.
¿La gota que colma el vaso del drama? Seguro que recordáis el «organismo» conocido como B613. Pues promete volver la temporada que viene, con mucha fuerza; y la persona encargada de que esto ocurra ha sido, nada más y nada menos, que la propia Olivia – con Jake al corriente, claro.
La próxima temporada será la última de la serie, por lo que podríamos esperarnos grandes momentos de adrenalina o una gran decepción. ¿Por qué opción optáis? ¿Qué os ha parecido esta temporada? ¿Cuál ha sido vuestro momento favorito?
1 comment