Ha llegado el momento que habíamos estado esperando desde el parón de invierno: como nos anunciaban en el vídeo promocional, Olivia (Kerry Washington) y Fitz (Tony Goldwin) vuelven a verse las caras y la tensión puede cortarse con un cuchillo. Tenemos mucho que comentar además de eso, muchos candidatos aspirando a la presidencia del país, muchos titiriteros detrás moviendo todos los hilos, y un bombazo final.
Comenzamos con el equipo de Liv encargándose de limpiar la escena de un crimen cometido por agentes del servicio secreto y con Abby (Darby Stanchfield) manejando la Casa Blanca y la vida personal de Fitz, a quien este mismo organismo, el servicio secreto, proporciona seguridad y secretismo a la hora de encubrir su vida sexual. Pero a esto volveremos más tarde, porque es lo que desencadena el punto más álgido del episodio. Hablemos ahora de los candidatos a la presidencia.
Sally (Kate Burton) invita al gobernador Vargas (Ricardo Chavira) a su programa, el que es un héroe a ojos de toda la nación, el que Cyrus (Jeff Perry) quiere convertir en el próximo presidente de Estados Unidos. En la emisión, Vargas anuncia que no tiene intención alguna de presentarse a las próximas elecciones como candidato. Cyrus investiga (más bien ordena investigar) el motivo y descubre que la hija de su héroe tiene cáncer y está en una fase grave de la enfermedad, por lo que él quiere estar lo más cerca posible de su casa y de su hija.
A estas alturas, todos conocemos las tretas de Cyrus para conseguir lo que quiere, y esta vez no iba a ser diferente; no le importa que lo que obstaculiza que logre su objetivo sea una niña enferma, se inventa la historia de un hermano imaginario para que Vargas empatice con él, baje las defensas y ceda ante la manipulación de sus emociones y, por ende, al deseo de Cyrus: se presentará como candidato a la presidencia. Un día más en la vida de Cyrus Beene.
Susan (Artemis Pebdani), por su parte, sigue alentada profesional y personalmente por David Rosen (Joshua Malina). Éste, a su vez, juega a dos bandas y, sin que Susan sepa nada -TODAVÍA-, tiene encuentros sexuales ocasionales con Elizabeth (Portia de Rossi), que es la verdadera cabecilla de la campaña de Susan y los pasos que la vicepresidenta debe hacer -quiera o no- para sumar puntos en la carrera a la presidencia.
Por último, Mellie (Bellamy Young) lleva a su hijo pequeño a ver a su padre con la intención de que éste pase la noche con él ya que el niño echaba de menos a Fitz. Cuando está despidiéndose de su hijo, una mujer en albornoz aparece en la habitación, y eso no gusta nada a Mellie. Le dice a Fitz, en bajito para que el niño no lo oiga, que haga lo que quiera con quien quiera, pero que su hijo no va a estar cerca para presenciar la promiscuidad de su padre; coge a Teddy y se va.
Cuando se lo cuenta a Liv, ésta ata cabos y da carta blanca a su equipo para que investigue el crimen que anteriormente habían ido a limpiar. Cuando descubren la verdad y que ha estado lejos de ser un accidente, Olivia va a la Casa Blanca y acaba teniendo una tensa conversación con Fitz. Muy, muy tensa. La excusa para ponerlos en la misma habitación está cogida por pinzas, pero ya era hora de que apareciesen en la misma escena. En resumidas cuentas, le dice que es osado, negligente y egoísta, que es como su padre -que no era un hombre del que estar orgulloso, no sé si os acordáis…-, algo que le había dicho la propia Mellie unas temporadas atrás.
Por si este drama fuera poco para la vida de Liv, Jake (Scott Foley) tiene novia, y nuestra protagonista no puede evitar pensar que oculta algo. ¿Qué podrá ser? En el episodio no se dice, pero ¿quizás Jake y Papá Pope (Joe Morton) planeen que el primero sea el próximo presidente mientras el segundo está a sus anchas como mano derecha? No es ninguna locura, y más si pensamos en el perfil de la novia de Jake que Olivia describe a Abby: es perfecta, buena reputación, buenos estudios, buena familia… ¿Para qué iba a querer Jake estar con alguien de así y de paripé si no es por conseguir algo? Y Quinn (Katie Lowes) le decía a Chuck (Guillermo Díaz) que Olivia estaba aburrida… Si llega a entretenerse no sé qué pasaría.
Si creíais que teníamos suficiente con estas tramas, no os vayáis, todavía hay más… Jake está comprometido con su nueva novia, sí, después de ir a casa de Liv por la noche con intenciones nada fieles a su compromiso externo; y, además, el vídeo que promociona el siguiente capítulo suma una pieza bastante importante al puzle. ¿Por dónde irán los tiros al final? ¿Quién es tu candidato favorito? ¡Anímate a comentar con nosotros!