Con el mensaje feminista al que nos tiene acostumbrados, ‘Scandal’ nos encandila una semana más con sus relaciones complicadas y disfuncionales, sus novedades (aunque pocas) en la trama y sus reivindicaciones. ¿Qué te ha parecido?
La historia con más peso ha sido, sin duda, la determinación de Mellie (Bellamy Young) a escribir un libro contando su vida con la ayuda de Olivia (Kerry Washington). Ambas se enzarzan en varios momentos en conversaciones intensas, sin tapujos, hirientes; y nos gusta, nos gusta porque hace que consigan superar su pasado de enemistad para unir fuerzas e incluso tener guiños de complicidad. Liv fue la amante de Fitz (Tony Goldwin) pero Mellie no la culpa por ello, acaba por aceptarlo y -al menos, eso parece- entender que el responsable de la infidelidad es él, pero sin ningún atisbo de rencor.
Además, ambas confiesan que su relación con Fitz funcionaba porque «la otra» (amante y/o esposa) cumplía una función diferente, que Mellie se quedó por miedo, que Olivia se marchó por miedo, que funcionaban juntas. ¿Raro? Sí, mucho. Pero todo esto provoca una de las mejores afirmaciones que nadie le podría haber dicho a Mellie y tratando el tema sobre el que pivota la serie: el poder; y viene de la boca de Liv. Olivia le dice que ella (Mellie) tenía el poder todo el rato, que no necesitaba pedírselo a ningún hombre. ¡Ea!
Así que la carrera de Mellie como candidata a presidenta está en marcha, pero no es la única…
El «unicornio político», como la llama Rosen (Joshua Mallina), también ha aceptado poner sus conocimientos al servicio de la ciudadanía y pasar de ser vicepesidenta a presidenta de los Estados Unidos. Susan (Artemis Pebdani) se decide tras la charla con David, con beso incluido. Este triángulo amoroso, con Elizabet (Portia de Rossi) ocupando el tercer vértice, pinta muy, pero que muy mal; aunque esperemos que el desamor de Susan llegue una vez haya conseguido postularse como una candidata fuerte, se lo merece.
Hablando de triángulos amorosos, Liv parece haber perdonado a Jake, al menos lo suficiente como para que ambos se aprovechen de su vía de escape más frecuente y útil: el sexo. Por su parte, la soledad de Fitz parece durar poco, ya que la periodista que aparece en este episodio, Lillian Forrester (Annabeth Gish), ha conseguido una cita con el presidente. ¿Te gusta esta nueva distribución de amoríos?
También nos han dejado ver, con un gran trabajo en el aspecto de edición, que Cyrus (Jeff Perry) encuentra de nuevo su sitio, quizás no tan cerca de Fitz como esperamos, pero haciendo la función que le hace feliz: ser la mano que mece la cuna.
¿Qué opinión te ha merecido este episodio?