‘Quantico’ no parece dispuesta a dejar de lado su estrategia de sospechoso por minuto de emisión, y si creíamos que después de que Alex (Priyanka Chopra) se entregase veríamos las cosas más claras, lo cierto es que no podíamos estar más equivocados.
Intentar entender todo lo que pasa en ‘Quantico’ es agotador, ¿cuántas pistas reveladoras se nos habrán pasado por alto porque estábamos demasiado ocupados intentando procesar lo que habíamos visto dos minutos antes? Nos hacen creer una cosa, todas las “pistas” apuntan hacia un determinado personaje y creemos que por fin estamos entendiendo algo. Hasta que algo no termina de cuadrar y el personaje del que acabábamos de sospechar resulta ser, no solo inocente, sino que incluso nos cae bien y nos resulta entrañable.
Algo así ha sucedido con Simon (Tate Ellington), quien, sin tener en cuenta esas constantes y sospechosas idas y venidas con su amigo el de las bombas, había quedado excluido de nuestra lista de sospechosos por su apoyo incondicional a Alex y sus aparentes ganas de hacer lo correcto en un mundo en el que tantas veces había tenido que ser testigo de la injusticia. Sin embargo, los acontecimientos del capítulo de esta semana han sido la particular gota que ha colmado el vaso de Simon, el único que por el momento parece tener motivos para haber puesto esa bomba. No dice mucho a su favor que prefiera que el asesino de ocho mujeres sea liberado solo porque su culpabilidad se demostró con el crimen de un wannabe.
Nuestras alarmas se han encendido instintivamente cuando Simon se ha hecho con esos planos, ¿qué plan con buenas intenciones implica un intercambio de planos de las estaciones de tren de Nueva York a plena noche? Aunque si tenemos que sospechar de alguien, deberíamos sospechar de los creadores de la serie, han demostrado una bonita habilidad en el arte de hacernos creer que sabemos algo cuando ni siquiera se acerca a lo que parece. A estas alturas es tan evidente que Simon es culpable que lo más probable es que estemos perdiendo el tiempo creyendo que es él.
Si algo ha sido destacable en el episodio de esta semana ha sido una de las frases de Dr. Langdon (Anne Heche):
“The longer you stare at something, the more out of focus it becomes. Finding the truth can be simple; it’s accepting the simplicity that’s hard.”
Esta frase podría ser perfectamente la clave de la serie. Ahora bien, ¿qué sería lo más simple? ¿Que Alex resultase ser la artífice de lo que está pasando? ¿O que realmente alguien la esté inculpando no solo delante de sus narices, sino también de las nuestras? El daño ya está hecho: llevamos nueve capítulos intentando encajar las piezas de un puzle incompleto, así que no podríamos ver el espectro general más desenfocado de lo que lo vemos ahora. Cualquier teoría con la que lográsemos dar estaría lejos de parecer simple.
Es evidente que todavía no conocemos lo esencial: el motivo por el que alguien decide poner una bomba en Nueva York y hacer que Alex parezca responsable. Los profesores de Quantico se han cansado de repetir que lo más importante es ir más allá de lo que se puede intuir, y hasta ahora hemos visto a los personajes limitarse y darse por satisfechos con hechos que terminan en conclusiones precipitadas, alguna pista inconcluyente y un montón de suposiciones que se quedan en nada.
Precisamente por eso Simon parece el más indicado para el papel de culpable: es el único que cuenta con un motivo en el que podamos apoyarnos, aunque hayamos tenido que esperar hasta este capítulo para descubrirlo.
También en este capítulo hemos empezado a entender cómo empezó la relación entre Alex y Liam (Josh Hopkins). Durante los primeros episodios, Booth (Jake McLaughlin) nos dejaba caer constantemente ese enamoramiento que el profesor parecía tener por Parrish, y ahora sabemos de qué hablaba. Aunque siga sin venir demasiado a cuento, que el profesor tuviese debilidad por Alex cuando se ve que ésta lo único que siente es el deber de ayudarle como si se tratase de su padre, podría ser una de las razones por las que a O’Connor le esté costando tanto creer en la inocencia de Parrish. Puede sonar simple, pero ya que nos hemos puesto con la importancia del simplismo, hablemos de cómo el despecho es un ingrediente fundamental a la hora de hacer lo impensable para vengarse de alguien.
La visita de la Dr. Langdon ha dejado en evidencia lo similar que es la forma de pensar de un terrorista/asesino a la forma en que trabaja la mente de aquellos que deben capturarlos. La única diferencia entre los malos y los que parecen buenos esta en quién oculta mejor su verdadera identidad y hasta dónde está dispuesto a llegar con ella y en quién es lo suficientemente inteligente como para salir airoso. Así pues, ¿quién ha demostrado ser más inteligente en ‘Quantico’?
Alex cada vez cuenta con más apoyo y Caleb (Graham Rogers) y Shelby (Johanna E. Braddy) cada vez son más entrañables, maravillosa táctica para que nos olvidemos de que en ‘Quantico’ nunca es tarde para aparecer en el punto de mira. Aunque después de ver cómo Caleb adopta a Nimah (Yasmine Elmasri) porque nadie la tiene en cuenta a la hora de formar grupos o de cómo se ha incorporado al equipo pro-Alex sin que nadie tuviese que decirle nada son puntos muy favorables hacia su personaje. (Por favor, Caleb, no me falles y sigue siendo adorable).
¿Creéis que Alex ha hecho bien al declararse culpable o que se ha puesto a jugar de parte del equipo contrario sin darse cuenta? ¿Qué opináis del nuevo papel de Elias (Rick Cosnett) como consejero legal? ¿Alguna teoría con sentido sobre quién puede ser el culpable (o culpables) del atentado?