La semana pasada, ‘Pretty Little Liars’ nos dejó claro que no ha aprendido de sus errores y que, tras 6 años de darle vueltas a la tortilla una y otra vez, han vuelto a caer en lo mismo, sólo que, esta vez, han cambiado a -A por el Diablo Rojo de ‘Scream Queens’. Si aún no habéis visto el capítulo, no sigáis leyendo, esta entrada podría contener spoilers.
Parece que la muerte de Charlotte (Vanessa Ray) no ha servido para que las protagonistas respiren tranquilas. Y es que o -A o -B o el Diablo Rojo vuelve a contraatacar. Tras una apasionada noche con Calbe (Tyler Blackburn), Spencer (Troian Bellisario) se reúne con Aria (Lucy Hale), Emily (Shay Mitchell) y Hanna (Ashley Benson) y descubre que todas han recibido el mismo mensaje. Y no sólo este nuevo anónimo amenaza a las liars con descubrirlas, sino que también, las obsequia con una foto del arma homicida: un palo de golf del número 9.
Si creíamos que en ‘Pretty Little Liars’ nos iban a poner las cosas un poco más fáciles que en estos pasados años, nos equivocábamos. ¿Cuánto tiempo más aguantaremos las chorradas con las que rellenan estos episodios hasta que se acerque la season finale?
Ezra (Ian Harding) parecía ser el principal sospechoso de Aria & Co. Sin embargo, Ezra abandona repentinamente Rosewood y después de saber cuál es el arma homicida, Aria la relaciona rápidamente con su ex-novio, así que decide que, lo mejor, es robarle las llaves de su apartamento e ir a averiguar si el palo de golfo le pertenece a él. Sin embargo, la sorpresa va ser de las malas, y es que Ezra parece haber estado en contacto con Byron (Chad Lowe), el padre de Aria, quien le deja un misterioso mensaje en el contestador, en referencia a la noche que murió Charlotte. Finalmente, Aria descubrirá que, en efecto, a su padre le falta el palo de golf con el que, supuestamente, Charlotte fue asesinada.
¿Tenemos que creernos, de verdad, que ahora sea Byron el asesino? No sé s si nos quieren tomar por tontos, o es que, directamente, a estos guionistas les da igual todo a la hora de escribir los guiones, y simplemente quieren seguir sacando dinero de esta fantochada de serie.
Porque otra cosa no, pero imaginación, tienen un rato. Lo que más nos intrigaba en el capítulo era el tema de que el Diablo Rojo en cuestión volviera al ataque y a atormentar a las chicas con mensajes. Pero a este tema le han dedicado, literalmente, unos 15 minutos de capítulo. Porque, claro, lo más importante de esta serie, son los líos amorosos.
Hay un pifostio curioso montado entre Spencer, Caleb, Hanna y Jordan (David Coussins), el prometido de la rubia. Spencer y Caleb parecen decididos a estar juntos y, aunque personalmente esta pareja me gusta, y su química es innegable, está claro que no pueden durar mucho. Caleb, tras acostarse con Spencer, corre junto a Toby (Keegan Allen), a contarle lo que ha pasado. Pero, ¡ojo ahí! que Toby también ha rehecho su vida, con una tal Yvonne (Kara Royster), quien está involucrada en la campaña de Veronica Hastings (Lesley Fera) y cuya vida y obra Spencer ya conoce. El caso es que Toby está construyendo una casa para el y su, quizás, futura esposa (aunque aún no le ha pedido que se case con él…), al más puro estilo Derek Sheperd. Porque, sí, incluso Toby se las ha arreglado, y ha conseguido una caravana idéntica a la que McDreamy usaba en Seattle para vivir…
Al final, la única que es sincera es la pobre Hanna. Bueno, sincera, a su manera. Porque si es verdad que les cuenta tanto a Jordan como a su madre (Laura Leighton) que fue ella quién borró las imágenes de las cámaras del hotel, hay algunos detalles que se ha ahorrado…
En resumen: muchos sospechosos, cero respuestas, pocas perspectivas de futuro pero, eso sí, que no falten los novios, «Love is all you need», decían The Beatles… ¿A vosotros qué os ha parecido el capítulo? ¿Os ha gustado? ¿Habéis sacado algo en claro? ¿Cuánto tardará alguna en pillar una ETS después de tanto intercambio de pareja? ¿Dónde se ha metido Alison (Sasha Pieterse)? ¡Animaros a comentar vuestras impresiones con nosotros!
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