Mitad de la 4ª temporada de ‘The Fosters’: Daños colaterales

Muchas cosas han cambiado desde la última vez que nos paramos a hablar sobre ‘The Fosters’. Todo acto tiene sus consecuencias. y los componentes de esta familia lo están aprendiendo de la peor forma posible. No sigas leyendo si no has visto los diez primeros episodios de esta cuarta temporada, porque acabarás leyendo cosas que probablemente prefieras ver por tu cuenta.

¿Os acordáis de aquel Brandon (David Lambert) del principio que tenía más claro que cualquier otra cosa que quería dedicarse a la música? Y, ¿del Brandon que decidió tirarlo todo por la borda solo para sentirse algo más adulto? Poco tiene que ver un Brandon con el otro, pero está claro cuál es el que nos ha roto el corazón con su mala suerte. Querer conseguir dinero para pagar el divorcio de tu nueva novia adolescente no es algo por lo que nadie tenga que pasar, mucho menos un chico de apenas 18 años, pero que sus buenas intenciones (aunque ingenuas y no muy inteligentes) hayan provocado que su sueño de estudiar en Juilliard quede imposibilitado es todavía más terrible. Rezaremos por ti, Brandon, sobre todo para que la pesada de tu ¿ex?novia desaparezca lo antes posible de tu vida.

Quien tampoco está tomando las mejores decisiones es Mariana (Cierra Ramirez). Después de ver cómo Nick (Louis Hunter) perdía la cabeza (literalmente) por ella y haber evitado que se volase los sesos delante de sus narices, la pobre chica está teniendo problemas para retomar el control de su vida. Primero empezó a tontear con las pastillas de hiperactividad de Jesús (Noah Centineo) para mantenerse alerta y no perder el ritmo en las clases, y en este último capítulo hemos visto cómo no podía conformarse con eso y decidía también darse al alcohol. Ahora que su mellizo parece estar en peligro por ese golpe de Nick y su reciente accidente esperamos que Mariana recapacite sobre lo que le conviene y no le conviene en su vida. Y que exteriorice sus preocupaciones y deje de intentar controlarlo todo, eso también lo esperamos.

Esta está siendo la temporada de Lena (Sherri Saum). Parece que dentro de todo el caos que se vive en la casa Adams Foster ella es la única a la que todavía le quedan fuerzas para poner los puntos sobre las íes y hablar claro cuando nadie se atreve a hacerlo. Es cierto que su matrimonio con Stef (Teri Polo) tampoco pasa por su mejor momento; haber estado a punto de perder la casa y ver cómo su mujer está también dispuesta a perder su trabajo por un caso que parece imposible no está jugando en su favor, pero tener cinco hijos que están perdiendo la cabeza cada uno a su manera no hace las cosas más fáciles, así que es de agradecer que ella, lejos de tirar la toalla, se muestre más fuerte que nunca.

Jude (Hayden Byerly) está totalmente irreconocible. Afortunadamente su affaire con Taylor (Izabela Vidovic) no duró más de lo necesario y ahora explora su nueva identidad con un nuevo chico que poco tiene que ver con Connor (Gavin MacIntosh). (No, nunca vamos a dejar de comparar con Connor a cada persona que se acerque a Jude). Pero este cambio en el personaje (su incursión en las drogas y esas ganas de pasar de cualquiera que se atreva a darle órdenes) no ha sido malo en absoluto. Era incluso necesario que dejasen de presentarnos a Jude como el chico tímido, modesto y con mucho respeto a la vida que conocíamos, al fin y al cabo es un preadolescente que nunca ha tenido la libertad de poder permitirse perder la cabeza de vez en cuando.

Y ahora toca hablar de Callie (Maia Mitchell). Callie, la chica que siempre, pase lo que pase en su vida, sentirá la necesidad de meterse en asuntos que sabe que no le van a traer nada bueno pero de los que espera salir victoriosa. Está claro que haber vivido dentro del sistema de acogida durante la mayor parte de su existencia no podía haberle afectado de forma positiva, y por eso se siente responsable de todas las injusticias que oye al respecto. Primero intentó vengar la muerte de Jack (), una historia que todavía no se ha cerrado y por la que sigue recibiendo amenazas, y ahora intenta demostrar que un antiguo compañero de acogida no es el asesino por el que lo toman. Y parece que va por buen camino, porque el verdadero asesino se ha molestado en llegar hasta ella y conseguir que se monte en su coche. ¿Con qué propósito? Tendremos que esperar hasta enero, pero esperemos que no corra la misma suerte que la mujer por la que intenta obtener justicia.

¿Qué pasará con Nick? ¿Y con Jesús? ¿Le quedarán secuelas de esa pelea? ¿Sois más de AJ (Tom Williamson) o de Aaron (Elliot Fletcher)? ¿Aprenderá Callie algún día que nadie espera que se encargue de salvar el mundo por su cuenta?

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Isabel Bienzobas
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