Esta es la cuarta columna de la serie #MiPrimeraVez de Recap Blog y lo cierto es que mi primera vez no fue demasiado diferente a las primeras veces de mis compañeros porque parece que para esta generación de seriéfilos entre la que me encuentro hubo varios momentos clave que nos hicieron ser los fans de la televisión que somos ahora y que en gran medida tuvo que ver con la época en la que nos tocó vivir y crecer, coincidiendo nuestra pre-adolescencia con la llegada masiva de Internet a las casas.
Sin embargo, aunque tengo claro que todo cambió cuando el verano de 2009 lo pasé en la isla de ‘Lost’, no ha habido ni un solo momento de mi vida que no me haya sentido seriéfila (a pesar de no utilizar ese término). Yo nunca entendí a esas personas que veían algunos capítulos de algunas series, o personas que decían amar un producto televisivo pero no les importaba perderse capítulos sabiendo que no los podrían volver a ver porque en los 90 y principios de 2000 los fans de las series lo teníamos complicado, muy complicado.
Desde los dibujos como ‘Bola de Dragón’ o ‘Campeones’, influenciada por mi hermano, hasta ‘Al salir de clase’ o ‘Buffy Cazavampiros’ influenciada por mi hermana: yo me enganchaba a todo y con pasión. Mi primer binge watching fue gracias a las cintas de VHS grabadas por mi hermana de ‘Dawson’s Creek’, mi primer crush televisivo no fue otro que un dibujo animado llamado Yu de ‘Marmalade Boy’ y la primera OTP de mi vida fueron Marcos y Eva de ‘Los Serrano’. Así pues era cuestión de tiempo que aprendiera a usar Internet para volcar todo ese amor desmedido por las series de televisión y, lo que es mejor, compartirlo con personas que me entendieran, a diferencia de lo que ocurría en mi entorno.
Primero fueron foros en los que comentaba lo que más me había impactado del último capítulo de ‘Rebelde Way’ pero no tardaron en llegar las series on-line, también del sello Cris Morena, que me llevaban a la locura por la dificultad de encontrarlas y verlas al día siguiente de su emisión en Argentina. Pero no fue hasta el verano de 2009 cuando la isla de ‘Lost’ me atrapó con su humo negro, sus Otros, su 4 8 15 16 23 42 y todos sus misterios. Después de verme tres temporadas en menos de una semana supe de alguna manera que lo mío no tenía vuelta atrás y que necesitaría encontrar otras series de televisión que me hicieran sentir como esos seis días en la isla, que necesitaría cubrir los días que me separaban del estreno de la última temporada con más material.
Porque puede que ‘Lost’ haya perdido con los años esa sensación que nos provocó a los que la vivimos en la época pre-twitter. Puede que el final no sea el más querido de la televisión pero es cierto que gran mayoría de los que hoy día vemos y amamos las series tanto como para escribir sobre ellas lo hacemos gracias a ese vuelo 815 de Oceanic. Muchísimo se ha escrito sobre este fenómeno que en cierta medida podría corresponderse a lo que hoy se vive con ‘Juego de Tronos’ pero lo que sucedió con ‘Perdidos’ fue algo tan genuino, tan puro y tan especial que es difícil que vuelva a repetirse, sobre todo porque la sociedad ya no es la misma y el cinismo generalizado puede llegar a ser determinante a la hora de involucrarnos tanto con una historia.
Por todo esto yo defiendo la idea de que seriéfilo se nace y no se hace. ¿No tenéis amigos a los que les habéis recomendado todas las series del mundo o que incluso han intentado ver alguna y simplemente no ha cuajado? Hay personas que simplemente no están hechas para pasar 40 minutos delante de la televisión y mucho menos volver a la semana siguiente para saber qué pasa después y hay que aceptarlo. Probablemente vivan más aburridos en su día a día sin tener ese aliciente que nosotros conocemos como es el de ver el nuevo capítulo de tu serie favorita después de un día horrible pero hay que aceptarlo. ¿Vosotros qué pensáis? ¿También habéis sido siempre seriéfilos o hubo un momento en el que pasasteis de 0 a 100? Si es así me encantaría que compartieráis vuestra primera vez seriéfila en los comentarios.
