Masters of Sex 3×09: Descubriendo el efecto placebo

Pues nada. Todo el entusiasmo que nos había despertado el inicio de temporada de ‘Masters of Sex’ ha terminado de disiparse en este episodio. Bienvenidos, de nuevo, a la serie en la que no pasa nada. Cuando ‘Seinfeld’ afirmaba ser eso estaba bien porque hacía gala de su habitual autoconsciencia, cuando el espectador es el que termina por darse cuenta de ello es que algo ya va demasiado mal.

Lo de avisar de posibles ‘spoilers’ es una obligación autoimpuesta en esta casa ante la horda habitual de individuos que están esperando a la mínima publicación en internet para lanzar acusaciones de destripes a diestro y siniestro, pero la verdad es que no tiene mucho lugar aquí. Cualquier persona que haya visto el episodio se habrá dado cuenta de que nada en concreto ha tenido lugar en el episodio, ni un solo evento destacable a lo largo de los más de cincuenta minutos de extensión.

Bueno, mentimos, lo único que ha tenido repercusión ha sido el primer desnudo en pantalla de la actriz Emily Kinney. No porque haya estado fuera de lugar, ya que no es más que uno de la larga lista de los que ya ha presentado la serie de la misma forma, sino porque al parecer una serie de espectadores se ha tomado a mal la aparición de un cuerpo con tanta delgadez y ausencia de curvas en pantalla. Mirad si el episodio ha dado poco de si que ha salido este tema a relucir.

Más allá de Emily Kinney, su cuerpo y de todo aquello que moleste a cada uno – ya que últimamente la lista de cosas a mostrar en pantalla con potencial ofensivo ha crecido de forma exponencial – solo hemos tenido a Betty DiMello (Annaleigh Ashford) y a su novia interpretada por Sarah Silverman lidiar con las consecuencias de haber introducido al Dr. Austin Langham (Teddy Sears) en su vida. Nada más que eso, un alivio cómico de la serie convertido en un centro narrativo.

Cada vez tenemos más claro que ‘Masters of Sex’ se le queda muy pequeña a todos esos actores invitados como Allison Janney, Josh Charles o la propia Kinney – que supondremos que querrá lanzar su carrera tras haber dejado ‘The Walking Dead’ – con los que la serie tiene el lujo de contar. Ya poco queda más allá del tira y afloja amoroso entre los dos protagonistas, con su vida laboral como mero escenario de este. Quien supiese ver esto en la primera temporada, que los hubo, enhorabuena.

El resto seguiremos pensando en si la serie no debería protagonizarla Libby Masters (Caitlin Fitzgerald) o ir pensando en darle un final más pronto que tarde, ya que estamos. Porque lo que es seguro es que las rabietas de niño del hijo de Bill Masters (Michael Sheen) mucho no están aportando. Y la hija de Virginia Johnson (Lizzy Caplan), una especie de Sally Draper del lugar, no ha aparecido en todo el episodio.

Así que, sinceramente, no sabemos por qué seguimos viendo la serie, ¿lo sabéis vosotros?

Capitán Valverde
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