Ya está, ya la hemos terminado. La que sin duda ha sido la serie más divisiva de la asociación entre Netflix y Marvel Studios llega a su fin para nosotros y, tras el exhaustivo análisis al que la hemos ido sometiendo con posts cada tres episodios, es hora de hablar de su ‘season finale’ en particular y de la temporada en general. Las cartas sobre la mesa, es hora de dar un veredicto final sobre ‘Iron Fist’.
Hace menos de una semana publicábamos un artículo sobre lo que queríamos ver en ‘Iron Fist’. Una especie de lista de deseos que constaba de cinco elementos que nos hubiesen gustado que integrasen el esqueleto de su primera temporada. De dichos cinco elementos, solo uno de ellos hemos visto plasmado en pantalla. Concretamente el primero, el estar ante una serie cuyo centro temático sea el de las artes marciales, que supusiesen un espectáculo visual en pantalla. De los cuatro restantes, ni una mísera gota. Y sin embargo, no nos adscribimos a la opinión generalizada de que la serie haya sido un fracaso. De hecho, queremos llevar el análisis más allá de si es buena o mala.
Lo fácil, como se ha hecho por ciertas partes, hubiese sido prejuzgarla de acuerdo a la opinión generalizada y no verla o quedarse en los seis episodios de muestra que Netflix facilitó en su momento a ciertos medios especializados. No ha sido el caso. Contra el clamor popular, se decidió entrar en la serie con la mente en blanco y juzgando la misma tal y como hiciese sentir a cada uno de los redactores distintos que se embarcaron en la misma. Los resultados, son los siguientes:
- Marvel’s Iron Fist 1×01, 1×02 & 1×03: Una leyenda de a pie (descalzo)
- Marvel’s Iron Fist 1×04, 1×05 & 1×06: El Destructor de La Mano
- Marvel’s Iron Fist 1×07, 1×08 & 1×09: Quién es quién
- Marvel’s Iron Fist 1×10, 1×11 & 1×12: Siempre en el filo
Y de la misma forma, vamos a hablar de su episodio final.
La nota característica de la temporada no ha sido ni la espectacularidad de ‘Daredevil’, ni el dramatismo de ‘Jessica Jones’, ni la caracterización de ‘Luke Cage’. El principal activo de ‘Iron Fist’ ha sido el entretenimiento directo. Y en dicho sentido, la ‘season finale’ ha sido el mayor exponente. Bakuto (Ramón Rodríguez) resultó ser la principal amenaza de la temporada como líder de la facción más abierta de la secta La Mano y Madame Gao (Wai Ching Ho) superó por mucho a este mismo tanto en interés por parte del espectador como en relevancia para la trama, pero ninguno de los dos se podría considerar el verdadero némesis de Danny Rand (Finn Jones) en este primer año para el personaje.
Decimos Danny Rand y no Puño de Hierro porque hasta el momento no hemos visto actuar al personaje en las funciones que tal cargo generan. Así que si hablamos de la identidad civil del personaje, el auténtico enemigo de este ha sido el empresario Harold Meachum (David Wenham). Algo que ya nos esperábamos dado que al final del duodécimo episodio este envía a la DEA tras el protagonista como presunto autor de la trama de narcotráfico de heroína que asolaba Rand Enterprises. Dicha enemistad manifiesta resulta en un enfrentamiento final como estamos acostumbrados en este tipo de series. En ese sentido, no hemos tenido nada que no esperásemos.
El conflicto que asolaba al protagonista era uno ya visitado y revisitado por muchos, la dualidad entre mantenerse en el lado de la superioridad moral al renunciar al asesinato y lograr eliminar de forma efectiva la amenaza como bien mayor. Es decir, matar o no matar. Un tópico dentro de las series de superhéroes que no siempre se ataja de forma efectiva y, en este caso, se ha optado por no decantarse ni por un lado ni por otro. Es cierto, Danny Rand no acaba con la vida de Harold Meachum, pero acto seguido llega el hijo de este Ward (Tom Pelphrey) para rematar la faena y acabar de una vez por todas con su monstruo de Frankenstein particular. Sota, caballo y rey.
Lo que si ha sido más interesante son dos detalles que nos han dejado los últimos minutos del episodio. El primero de ellos es que Joy Meachum (Jessica Stroup) va a pasar de ser quien protegía y apoyaba a Danny en su nuevo entorno a una víbora en el nido, ya que su resentimiento hacia él por haber causado la caída en desgracia de su familia y empresa le ha hecho aliarse con el antiguo amigo de su infancia Davos (Sacha Dhawan) para planear su asesinato. Este último ha roto toda amistad que le uniese con el portador del Puño de Hierro al haber traicionado sus obligaciones con respecto a la ciudad de K’un-Lun, embarcándole en una misión de venganza. Todo ello bajo los oídos atentos de Madame Gao, autoridad incontestada ya dentro de La Mano.
Precisamente el segundo detalle tiene que ver con K’un-Lun, que en una clarísima jugada de abaratamiento de la serie se nos ha retirado completamente de la narrativa de esta primera temporada hasta el punto de haber hecho desaparecer el decorado difuminado que se nos había mostrado episodios atrás y que representaba la ciudad mística. Una consecuencia, parece ser, de que no hubiese un Puño de Hierro para defenderla. Ha desaparecido de la faz de la Tierra y en el momento en el que Danny y Colleen Wing (Jessica Henwick) van a buscarla, se desencadena lo que se supone que será la trama de la segunda temporada en el caso de que la hubiese.
No vamos a negar que esto supone un punto de decepción para un espectador que lleva durante toda la temporada esperando algo de auténtica mitología del Puño de Hierro y la espectacularidad en pantalla que esto conlleva y que se le vuelve a negar una vez más. Si recapitulamos, no hemos tenido ni el traje del Puño de Hierro, ni el dragón Shao Lao, ni mención a las Armas Vivientes y tampoco ahora la ciudad mística de K’un-Lun. Casi como si se hubiese improvisado la serie a última hora sin tener muy claro qué querían hacer con ella hasta que se les echaba el calendario de producción encima de cara a ‘The Defenders’. Si de algo no puedes pecar en lo que se supone que es una superproducción televisiva es de tacaño.
Sin embargo, esto no ha ido en detrimento de la diversión y entretenimiento constante que hemos tenido durante todo ‘Iron Fist’, a medio camino entre intrigas familiares shakespeareanas en Wall Street y una película de artes marciales de Bruce Lee. Puede que sea la menos notable de las cuatro producciones de Marvel, considerablemente si nos fijamos especialmente en ‘Daredevil’ y ‘Jessica Jones’, pero en ningún caso la podemos tachar de aburrida. Si se juzga de forma independiente y aislada de cualquier polémica extranarrativa – en serio, quien crea que ‘Iron Fist’ no respeta la herencia asiática es que no la ha visto ni conoce al tremendo personaje que es Coleen Wing – es un producto más que digno de ser visto.
Solo esperamos que se vuelva al escalón de calidad inicial de la franquicia y que se nos de la espectacularidad que nos merecemos en ‘The Defenders’.
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