Con la tercera parte de ‘Coral Springs’, la comedia ‘Brooklyn Nine-Nine’ concluye el arranque de su cuarta temporada en nivel de calidad que ya adelantamos que es de lo mejor que vamos a encontrar en el formato ‘sitcom’. Esta tríada de capítulos nos ha dejado algunos de los mejores momentos de la serie y a continuación comentamos el porqué de esta cuestión.
Siendo ‘Brooklyn Nine-Nine’ la quintaesencia de la parodia del género policial, o la digna heredera de ‘Loca Academia de Policía’ según como se mire, a pocos sorprende que llegado el momento se adentrase en Florida para ofrecer su propio ‘Miami Vice’. Aprovechando el final de temporada que nos dejaron la primavera pasada, se nos ha puesto a Jake Peralta (Andy Samberg) y Raymond Holt (Andre Braugher) en protección oficial bajo identidades falsas en el estado soleado, con hilarante resultado.
Aprovechando la ocasión, por supuesto, para traer consigo una cantidad considerable de cameos como la serie mejor sabe. El propio villano de la trama, Jimmy Figgis (Eric Roberts), era uno de ellos, pero a mayores se nos ha hecho contar con Maya Rudolph, de la época dorada de ‘Saturday Night Live’, como la US Marshal a cargo de la protección de los protagonistas; a Jim O’Heir, el eterno Gary/Jerry/Larry de ‘Parks and Recreation’, como un sheriff homófobo de Florida; y a Ken Marino, que rebota de serie en serie siendo la más reciente ‘Agent Carter’, como el nuevo e inepto capitán del ‘nine-nine’. Una gozada en este aspecto, como siempre.
Si bien hasta el momento la serie ha sido siempre eminentemente paródica con un género narrativo, en el arranque de la presente temporada ha decidido traspasar la frontera de la ficción y ponerse considerablemente ácida con un aspecto concreto de la realidad, uno de gran actualidad. No podría ser otro que el control de armas.
Ya en el segundo episodio con la escena en la tienda de armas se suelta una gran puñalada al interés que tienen los que se encargan de su distribución con respecto de la identificación de a quien se le venden, de ahí el “this country is broken” del protagonista, y en este tercero se ha redoblado la puya con una Gina Linetti (Chelsea Peretti) consiguiendo un arma ciega de ambien en una gasolinera.
Lo que hace a ‘Brooklyn Nine-Nine’ un cóctel de comedia cada vez más rico en matices y atractivo a distintos espectros de espectadores. No en vano, cada día se acerca más al terreno de la ‘rom-com’ con la relación de Jake y Amy Santiago (Melissa Fumero), siendo muy cautos con que este aspecto de la serie no absorba la naturaleza propia de la comedia – como se ha dado en otros casos de series de máxima audiencia – y se mantenga el equilibrio. A día de hoy en términos de balance no hay ninguna que opere mejor que la comedia de FOX.
Esto no significa que ahora vaya a retornar a su zona de confort, sino que ha decidido establecer consecuencias a los actos planteados en esta trilogía original y ofrecer un cambio de escenario parcial para los protagonistas. El nuevo capitán puede que sea un patán, pero está convencido de su nueva actitud seria que sus propios subordinados le tuvieron que inculcar y hará efectivo su castigo de mandarlos al turno nocturno. Será un cambio menor, en apariencia, pero que seguro que actúa como motor de varias tramas interesantes en lo que resta de temporada.
Seguiremos muy de cerca las desventuras de estos personajes.