En el final de temporada de How to Get Away with Murder las relaciones entre padres e hijos cobran especial relevancia e incluso se nos presenta una nueva, o eso parece.
En un episodio algo flojo para finalizar la temporada, las tramas se resuelven de forma suave y ¿satisfactoria? y un par de guiños nos mantienen despiertos como motivos para estar atentos a la nueva entrega de la serie.
Empecemos donde lo dejamos en el episodio anterior: no, sorpresa, Bonnie (Liza Weil) no ha muerto. Denver (Benito Martinez) era quien iba en el coche y quien está en la camilla de la forense. Otra prueba (más) de que el padre de Laurel (Esai Morales) no es trigo limpio.
Siguiendo con la familia Castillo, Laurel (Karla Souza) recibe una llamada del patriarca preguntando dónde está su madre, Sandrine (Lolita Davidovich). La joven responde que no tiene ni idea, y tras una breve charla con Annalise (Viola Davis) y Frank (Charlie Weber) debe presentarse ante el FBI, ocasión que aprovecha para soltar un par de detalles turbios sobre su padre… suficientes para que los investigadores echen un ojo a la situación.
Michaela (Aja Naomi King), por su parte, es la encargada de vigilar que Simon (Behzad Dabu) tenga todo lo que necesita. La relación entre estos dos nunca ha sido la más fluida y poco ha cambiado a pesar del «incidente». Michaela le comenta a Annalise la posibilidad de deportar a Simon y la abogada le dice que ni se le ocurra hacer semejante barbaridad. En uno de los puntos más frustrantes de la temporada, Michaela desoye los consejos de su otrora profesora y avisa a los servicios de emigración. En los últimos episodios se desdibuja un poco la personalidad de Michaela para inclinarla hacia acciones poco populares y muy repentinas, ¿se intensificará esta línea la temporada siguiente?
Nate (Billy Brown) también tiene una tarea importante: recuperar el disco duro con todos los archivos de Antares. Cuando está buscándolo, encuentra carpetas con nombres familiares entre las cosas de Denver. Entrega el disco duro a los chicos y se queda con las carpetas a pesar de haberle asegurado a Bonnie que las ha destruido. De Bonnie, precisamente, es de quien descubrimos un «detalle»: quizás su hija/hijo siga con vida.
Los chicos se ponen a buscar movimientos ilegales y Annalise decide coger las riendas de la situación y se presenta en la oficina de Tegan (Amirah Vann) con una oferta/chantaje: colaborar con ellos para acabar con los trapos sucios del señor Castillo, o acabar arrastrada por el drama de su cliente. Tegan se muestra tajante y le dice que se vaya. ¿Siguiente paso? Llamar al mismísimo Jorge Castillo (desde el móvil de Laurel) y enfrentarse a él directamente. De nuevo, una oferta/chantaje: o bien le devuelve la custodia del bebé a Laurel, o Annalise llevará los papeles al FBI. Tras un intento de resistencia, papá Castillo accede a la petición de Annalise.
El asunto parece acabar de forma conciliadora para todas las partes, pero (por fortuna) quedaba un as en la manga. Cuando Laurel ya ha recuperado a su hijo, y tras despedirse de su padre diciéndole que para ella está muerto, el FBI arresta a Jorge Castillo imputándolo por un millón de cosas. Flashback al despacho de Tegan: mientras ésta le dice a Annalise que se vaya de su despacho, escribe en su libreta «I’m in» (cuenta conmigo). Tegan acude al FBI y éstos le ofrecen inmunidad y esconder su identidad para que no tenga problemas en el trabajo.
Como guinda para el final de temporada, Nate llama a Annalise y le dice que ponga la televisión. El Tribunal Supremo ha decidido que la abogada tiene razón, y toda la tortura que ha pasado ha valido la pena. Como elementos a destacar a mayores, Connor (Jack Falahee) solicita la admisión para volver a estudiar Derecho (y menciona su implicación en la demanda colectiva que Keating acaba de ganar, claro), Frank también se mete en el mundo académico y allí coincide con Gabriel Maddox, el hijo de alguien que supone malas noticias, tan malas que ha de hacer una llamada para comunicarlo.
Annalise cuida de Christopher mientras Laurel se va a duchar, y descubrimos que la exalumna tiene marcas de arañazos en los brazos… ¿Tendrá algo que ver con que Sandrine no aparezca en ninguna parte?
¿Qué os ha parecido el final de temporada? ¿Quién creéis que es Gabriel Maddox? La verdad es que de no ser por la aparición de este nuevo personaje y la inquietud que despierta en Frank, poco nos mantendría expectantes de cara a la próxima temporada. ¡Que comiencen las teorías!