¿Os acordabais de suficiente como para seguirle el hilo a la vuelta de ‘How to Get Away with Murder’? Probablemente no, después de lo que ha parecido un descanso eterno, pero siempre viene bien un poco de drama incoherente. Esta semana no ha faltado, desde luego, con alucinaciones y miles de ‘flashbacks’ incluidos.
Ha sido un capítulo raro en comparación con los demás de la temporada, y probablemente no es lo que la mayoría de la gente se esperaba después de la increíble mid-season finale, ¿a vosotros qué os ha parecido? El capítulo empieza donde lo dejamos, con Annalise (Viola Davis) en el suelo sangrando, pero esta vez nos confirman que ha sobrevivido, aunque no lo dudásemos ni un minuto. Si es cierto que un disparo en el estómago es una lesión que podría matar a cualquiera, pero ya que estaba de alguna forma planeado, tenía que salir airosa así que no sorprende demasiado.
¿A alguien le gusta el uso obsesivo de ‘flashbacks’? Pueden servir para contextualizar, y dios sabe que esta serie lo necesita, pero esta semana ha resultado un recurso muy poco efectivo. La mayoría de los pequeños viajes al pasado no dicen absolutamente nada, y aunque sabemos que guardan detalles que serán de utilidad en algún momento, sólo ha relanzado la narrativa del capítulo. Ni siquiera los más importantes para la nueva trama de Wes (Alfie Enoch) han resuelto ninguna duda, haciéndonos viajar a un momento que hasta ahora desconocíamos, con Annalise embarazada y en contacto directo con el chico y su madre. Sus interacciones en el presente han sido espectaculares en su mayoría, pero los ‘flashbacks’ sólo han sembrado más dudas. Gracias a ellos también descubrimos que Laurel (Karla Souza) asume la culpa del disparo con su ’squad’, y por lo menos abre camino a una evolución de Laurel muy interesante.
Si bien parece que lo que hizo Laurel fue para proteger a su amigo, Wes lo ve de manera diferente, y es normal. La noche del disparo marcó un antes y un después en el personaje, enfrentándose a un pasado que hasta ahora había estado completamente escondido. La relación entre él y Annalise siempre ha dado lugar a dudas y todos podíamos intuir que había algo más que no sabíamos, por lo que aunque el capítulo no fuera nada revelatorio en cuanto a lo que ocurrió diez años antes sí ayudo a un desarrollo personal increíble. Incluso cuando no estaban cara a cara, ambos estaban sufriendo las secuelas de todo lo que acaeció esa noche y es posible que esto haya llevado a la mejor actuación hasta el momento de Alfie Enoch, lidiando con una parte oscura de sí mismo que Annalise ha ayudado a crear. Ver cómo ambos se pierden en sí mismos esta semana ha sido una delicia – Wes siendo ayudado por sus amigos sin fruto alguno y Annalise retrayéndose a límites insospechados. Cuando Annalise le dice a Wes que él “la destrozó” nos damos cuenta que es mutuo, ¿quién convirtió en un monstruo a quién?
Cuando una mujer con un bebé se lo deja en la puerta de su casa, Annalise reacciona exactamente como esperamos: en pánico, asustada y alienada, sólo para acabar el capítulo abrazando al bebé para salvarse a sí misma. Cuando la manta vacía se cae de las manos de Bonnie (Liza Weil) sentimos el peso de la situación, el dolor y la preocupación de lo que supone que la persona con mayor control sobre una situación incontrolable se deshace. ¿Qué simboliza el bebé? ¿Es el bebé perdido de Annalise? Si es así, necesitamos saber qué ocurrió con él, porque significaría que o muere o sigue por ahí. Ambas opciones pueden traer un drama interesante para el resto de la temporada, pero también cabe la posibilidad que el bebé es una personificación de Wes y cómo ella se siente responsable de él como si fuera su hijo. ¿Qué pensáis?
El resto del equipo consigue seguir adelante sin muchos problemas, porque están ya tan acostumbrados a causar problemas y matar a gente que nada les quita de comer burritos en compañía. Eso sí, Asher (Matt McGorry) no para de beber para olvidar y Michaela (Aja Naomi King) tiene problemas amorosos incurables, pero que nadie les quite de estudiar para os exámenes. Ya están tan abducidos por los crímenes que cometen que nada les sorprende, y es terrorífico. Todos se protegerían entre ellos, como dice Nate: “tu me proteges así que yo te protejo”. Están en un bucle interminable.
Y así, cuando Annalise decide cambiar el rumbo del caso, todos tardan menos de un minuto en asumirlo y seguir adelante. Pero ni siquiera el equipo, que sigue trabajando en el caso y hablan de lo ocurrido sin problema alguno, tiene nada nuevo que aportarnos. No nos dan detalles esenciales de a dónde quieren ir. Ahora que Annalise no va a culpar a los hermanos (Kendrick Sampson y Amy Okuda) del crimen principal y ya están todos convencidos de que Catherine fue quién disparó la pistola esa noche todo cambia – el crimen es ahora totalmente fabricado pero los involucrados están del mismo lado. Han dado para mucho esas dos semanas de reposo de Annalise, pero un momento en el estrado y todo se desmorona. Caleb tiene razón con eso de que “todos se merecen estar en el infierno”, porque convencer a alguien de haber cometido un crimen y que vaya a ir a la cárcel por ello es un nivel de manipulación superior a lo que hemos visto hasta ahora.
¿Qué os ha parecido el capítulo? Ha sido de los menos confusos en cuanto a contenido de la serie, pero ha dado pie a que se tengan que justificar muchas más cosas de las que pensábamos. No ha sido un mal capítulo pero aún entre la poca confusión creada, el formato ha creado un episodio incongruente y nada aclaratorio, así que sólo falta volver al ritmo de acción imparable para empezar a resolver cosas. Quién lo diría. ¿Qué pensáis de las novedades en el caso de los Hapstall? ¿Creéis que el padre de Asher fue asesinado? ¿Tenéis teorías sobre el pasado de Annalise y Wes? Compartamos predicciones, porque todos lo necesitamos.