Esta semana, ‘Grey’s Anatomy’ ha dedicado su capítulo única y exclusivamente a profundizar en una de las relaciones que, en el momento, más problemas está teniendo: la formada por Jackson (Jesse Williams) y April (Sarah Drew). En un flashback desde su primer año como internos en el Mercy West, hasta la fecha, el día en el que están a punto de firmar los papeles del divorcio. Si aún no habéis visto el capítulo, no sigáis leyendo, esta entrada podría contener spoilers.
Lo primero que vivimos es una ceremonia. Jackson (Jesse Williams) llega corriendo a una Iglesia y apurado por Ben (Jason Geroge), entra en el lugar para reunirse con Tatiana (Maya Stojan), una impaciente novia… Volvemos a atrás, al momento en el que Jackson y April (Sarah Drew) se enfrentan cara a cara, cada uno con sus respectivos abogados, a firmar los papeles del divorcio…
¿Era necesario dedicar un capítulo exclusivamente a analizar la relación de Jackson y April? Personalmente, creo que sí. Esta pareja ha sido siempre un poco secundaria, y aunque hemos vivido con intensidad el desarrollo de su relación, sí que hemos notado en este capítulo que se nos escapaban muchos detalles…
Voy a empezar comentando los últimos flashbacks, los que nos muestran la primera vez que Jackson y April se conoce. Allá por el año 2005, al mismo tiempo que Meredith (Ellen Pompeo) y compañía empezaban como internos en el Seattle Grace, Jackson, April, Charles (Robert Baker) y Reed (Nora Zehetner), hacen lo mismo pero en el Mercy West. Lo primero que choca, el volver a ver a Charles, una de las víctimas del tiroteo a finales de la sexta temporada, aunque ni rastro de Reed. Parecía que Jackson y él habrian comenzado con una amistad un poco tortuosa, aunque nada que ver con la impresión que, de buenas a primeras, da April…
Si recordáis al personaje de April, a mí se me hacía muy insoportable. Creo que ha sido un personaje que todos hemos aprendido a querer. Cuando llegó a la serie no sólo parecía no tener la más mínima idea de lo que hacía, sino que, además, era una persona histriónica e infantil. Y, por lo que hemos visto, Jackson parecía pensar lo mismo…
Si nos remontamos a la temporada 6, cuando April, Jackson y el resto de los del Mercy West se incorporan a la serie, la relación entre estos dos era inexistente. Es a partir del tiroteo en el que mueren dos de sus compañeros cuando empieza a crecer una relación de amistad entre ellos dos. Y aunque tardarían aún hasta el final de la octava temporada, la noche antes de sus exámenes finales, en, finalmente, iniciar algo juntos, es ahí donde empieza todo.
April y Jackson han pasado por muchas cosas juntos. Para empezar, son los dos únicos supervivientes del Mercy West tras el tiroteo, y los dos únicos internos que, viniendo de un hospital que rivalizaba con el Seattle Grace, consiguieron hacerse un hueco en el hospital.
Su relación nació de la amistad, y para April hay algo muy importante: Jackson fue el primero. April insistió desde el momento en que la conocimos en que era virgen por decisión propia, que quería esperar al matrimonio, a esa persona con la que fuera a pasar el resto de su vida… ¿Acaso no era que el destino les tenía preparados el uno para el otro? Me niego a pensar que todo lo que han pasado juntos se vaya a esfumar así como así.
Sin embargo, toda esta brecha que consiguió separarlos sucede con el embarazo de April. Algo tan mágico, tan especial, como estar esperando un hijo, de manera tan inesperada, tan poco buscada, pero, sin embargo tan deseado… ¿Cómo es posible que ese Dios al que April siempre había dedicado su vida y existencia la castigase así?
Pero la muerte de Samuel, ese bebé, ese hijo tan esperado, que con tanta ilusión sus padres deseaban conocer… Una cosa así no se olvida. Y es un duelo, un duelo duro, largo, difícil… Pero es un duelo que hay que superar en pareja. No estoy reprochándole a April que se marchara, porque creo que es algo tan delicado que cada uno reacciona de una manera distinta. Mientras Jackson intentaba mantenerse a flote para agarrar a April, ella huía lejos, para intentar olvidarse de todo… Y eso fue el principio del fin.
La distancia, los kilómetros, el no estar juntos, no tocarse, no besarse, no consolarse, no hablar sobre qué les había pasado, no compartir ese duelo… A veces no nos damos cuenta de que necesitamos ayuda, y April creía que esa ayuda la encontraría en Jordania, sin darse cuenta que estaba destinando su matrimonio al fracaso.
Y esto nos trae de vuelta al presente. Finalmente, reunidos en ese despacho, respaldados por sus abogados, y después de muchas idas y venidas, April accede, y firma el papel que decide que su matrimonio ha acabado… Pero, por supuesto, hay algo más. Como ya había vaticinado varios capítulos atrás, ese encuentro sexual tan arrebatador que sucedió entre la pareja, ha resultado en lo que debía resultar: April está embarazada.
No me sorprende, pero me alegra tanto, porque creo que es una luz al final de túnel. Una luz que brilla no sólo por la ilusión de, por fin, convertirse en madre, sino porque da una esperanza a esta pareja que tanta mala suerte han tenido…
¿A vosotros qué os ha parecido el capítulo? ¿Os ha gustado? ¿Os gustaría que no se hubieran centrado sólo en April y Jackson? ¿Os ha gustado ver a Charles? ¿Os habría gustado ver a Reed? ¿Qué sucederá con el embarazo de April? ¿Reaccionará Jackson? ¡Animaros a comentar vuestras impresiones con nosotros!
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