Después del tremendo capítulo con el que ‘Grey’s Anatomy’ regresó la semana pasada de su eterno parón navideño, las emociones están a flor de piel. Esta semana, nuestra protagonista más desafortunada reflexiona sobre todo lo que le ha acontecido desde que llegó hace años al Hospital. Si aún no habéis visto el capítulo, no sigáis leyendo, esta entrada podría contener spoilers.
Tras el terrible ataque sufrido a manos de un paciente, Meredith (Ellen Pompeo) debe acudir a un terapeuta que evalúe si está preparada para volver a trabajar en serio. A través de las sesiones con su médico, la doctora Grey reflexionará no sólo sobre el accidente más reciente, sino también, sobre todas las desgracias que han ocurrido en sus vida en los últimos diez años.
Mientras tanto, en el Grey Sloan las cosas se complican entre los médicos: cuando una ambulancia estalla en Urgencias, Owen (Kevin McKidd) se ve obligado a trabajar con Nathan (Martin Henderson) y, una vez más, sus asperezas salen a la luz.
Además, Alex (Justin Chambers) recibe un caso muy especial: una niña de 15 años con una pierna amputada, que tras escuchar la fama del doctor Karev acude en su ayuda.
El capítulo de la semana pasada dejó, sin duda alguna, las expectativas muy altas, así que, para algunos, este capítulo puede haber supuesto una vuelta a la normalidad. Sin embargo, hay mucho que comentar, así que, vamos a ello.
Toda la trama se va formando en torno a la terapia que Meredith está recibiendo. Tras pasar el mal trago del accidente, el mes y pico internada en el hospital, para volver, definitivamente, a su vida normal. Así, el terapeuta le plantea las cosas tal y como son. Ha sufrido un violento ataque, un hecho traumático, en su lugar de trabajo… ¿por qué ella se empeña en quitarle peso al asunto? La respuesta, señor terapeuta, Meredith parece tenerla muy clara: ha pasado por tanto los últimos años, que casi le parece que esto es lo menos terrible que le podía haber pasado.
Sin embargo, reflexionando un poco sobre las palabras del terapeuta… Es cierto, Meredith es el personaje más desgraciado en la serie y, probablemente, en la historia de las series. Su madre tenía Alzheimer, intentó suicidarse, ocultó un embarazo y, finalmente, falleció mientras Meredith estaba inconsciente después de casi ahogarse; su hermana murió en un accidente de avión, accidente que ella y varios de sus compañeros y amigos también vivieron; su marido casi muere en un tiroteo en un hospital, evento durante el cual ella sufrió un aborto; dio a luz a su primer hijo en un hospital inundado y sin luz, en el cual le tuvieron que hacer una cesárea que casi la mata… Pero, por supuesto, lo que más afectó a Meredith fue la muerte de Derek (Patrick Dempsey), tras ser brutalmente atropellado por un coche.
Sí, es terrible todos y cada uno de los momentos que Meredith ha vivido han sido horribles y dolorosos pero… ¿Qué marca la diferencia? El ataque fue a ella. Sí, miembros de su familia, personas importantes para ella han muerto pero, ella sigue viva. Sigue adelante, a pesar de todo. Sin embargo, el ataque sufrido a manos de su paciente casi le cuesta la vida. ¿Qué sintió Meredith cuando abrió los ojos? Dolor. Miedo. Estaba sola, sola en esa habitación. Y sí, es verdad que, al otro lado, todos sus amigos no sabían qué pasaba y también es cierto que, cuando vuelve a abrir los ojos, allí están todos, luchando por salvarle la vida.
¿Será capaz Meredith de reflexionar sobre el dolor que oculta en algún lugar de su corazón? ¿Será capaz de, como bien le aconsejó Webber (James Pickens Jr.), perdonar a todos a los que aún no ha perdonado? De momento, Meredith tiene una tarea pendiente: descubrir quién es a partir de ahora.
Y apartándonos un poco de la terapia que, finalmente, parece hacerle bien a Meredith, y comentemos qué ha ocurrido con el resto de los doctores. Ha habido una subtrama muy marcada, incluso dos, si nos ponemos exquisitos. En primer lugar, parece que, poco a poco, vamos descubriendo qué es lo que pasa entre Owen y Nathan. Habíamos intuido, cuando Hunt confesó que tenía (en pasado) una hermana, que claramente el nuevo cardiólogo estuvo de alguna manera relacionado con su muerte.
Finalmente, Owen le confiesa a Amelia (Caterina Scorsone) que todo ese enfado y resentimiento que tiene contra Riggs se debe a que él y su hermana mantenían una relación, que él lo consideraba un hermano y que, cuando su hermana falleció, fue Nathan quien estuvo con ella… Pero, ¿qué pasó exactamente para que Owen esté tan dolido? Intuimos que, quizás, Riggs no pudo salvarla, y que Owen le tiene guardado rencor, pero de momento sólo podemos hacer conjeturas.
Lo que sí ha sido digno de aplauso es la increíble coordinación que hay entre ambos doctores. No parecía operación, parecía una coreografía en pareja. Hasta sus mentes parecían sincronizadas… Aunque está claro que Owen no va a ceder, y no va a perdonarle (lo que sea que le tiene que perdonar) tan fácilmente.
Por último, aunque no tan importante (aunque para mí sí), tenemos la trama de Alex. Tengo que confesar mi debilidad por Alex, y es que todo él en su persona y sus tramas me gustan y me enternecen. El pobre se encuentra en una situación incómoda: Jo (Camilla Luddington), le ha dejado volver a su casa, pero ni le ha dado una respuesta a su propuesta de matrimonio, ni tampoco le habla… Me agota Jo. Al principio me gustaba, y me gustaba su relación con Alex. Pero ahora me parece que es un personaje cuyo rumbo no ha sido el mejor. Es como una niña pequeña, aunque sí, está claro que quiere a Alex, pero al pobre no le pasa ni una…
Y no sólo es la situación de pareja la que tiene a Alex martirizado. Al Grey Sloan llega Maya (Samantha Isler), una niña de 15 años quien, después de que le amputaran la pierna, había casi vencido al cáncer. Sin embargo, la batalla parece no terminar nunca, y de repente, el cáncer invade su pecho. Después de consultar a varios médicos, todos parecen tener la misma respuesta: acudir al Doctor Karev. Así, Maya le plantea a Alex una operación con una prótesis impresa a su medida, una operación con demasiados riesgos que Alex no quiere hacer.
Es así como Maggie (Kelly McCreary) y Callie (Sara Ramirez) acaban ocupándose del caso, tras la negativa de Alex a operar a Maya. Cada médico tiene sus opiniones y, aunque afortunadamente, la operación resulta exitosa, no siempre los médicos están de acuerdo entre ellos. Así, a pesar de ser «despedido» por Maya, Alex no deja a la niña en ningún momento, y es quien la calma antes de entrar al quirófano, quien vela por su madre durante la operación, y quien está allí cuando Maya despierta.
Alex me puede. Esa imagen de tío duro, de pasota, de chulo… Es sólo una fachada. Es un personaje que ha tenido una evolución fantástica, a pesar de haber sido muy maltratado, y a pesar de estar siempre un poco a la sombra de Meredith, Alex es uno de los pilares de la serie, uno de los pocos personajes que ha resistido durante doce temporadas… ¿Para cuándo un poquito de felicidad para el, Shonda?
Aunque ha sido un capítulo más ligero, no tan intenso, dramático, lleno de subidas y bajadas, ha sido otro capítulo en el que la serie ha conseguido emocionarnos. Y, después de doce temporadas, eso dice mucho de la serie. ¿A vosotros qué os ha parecido el capítulo? ¿Os ha gustado? ¿Creéis que Meredith superará todos sus miedos? ¿Se ha olvidado Shonda de que la felicidad existe? ¿Cuánto tardaran en contarnos toda la verdad sobre la hermana de Owen? ¡Animaros a comentar vuestras impresiones con nosotros!