Tras tres eternos meses de parón, toda la programación de Shondaland ha vuelto, por fin, a la noche de los jueves. Y, con ella, nuestra eterno drama médico favorito. Con un capítulo estremecedor, y dirigido por el actor Denzel Washington, ‘Grey’s Anatomy’ regresa para demostrarnos que, después de doce temporadas, sigue a la altura de las expectativas. Si aún no habéis visto el capítulo, no sigas leyendo, esta entrada podría contener spoilers.
Un accidente múltiple llega al Grey Sloan Memorial, y Meredith (Ellen Pompeo), Alex (Justin Chambers) y Maggie (Kelly McCreary) salen dispuestos a salvar vidas. Sin embargo, Lou (Dohn Norwood), el paciente de Meredith, tras sufrir un ataque, tiene un arrebato de ira, y carga violentamente contra Meredith, dejándola inmóvil en el suelo.
Todos sus amigos lucharán por salvarla desesperadamente, e intentar recuperar lo más importante: su voz.
Este capítulo ha sido digno de un final de temporada, y nos confirma que a pesar de llevar 11 años en emisión, y después de doce temporadas, y muchos personajes muertos, ‘Grey’s Anatomy’ es capaz de encogernos el corazón cómo lo hacía antaño. Y eso es algo que tenemos que saber apreciar.
La dinámica de la primera mitad del capítulo ha sido, sin duda, la más interesante. Todo sucede en un abrir y cerrar de ojos, y con una trama circular, es decir: el capítulo termina como comenzó. Meredith da clase a sus internos, mientras reflexiona sobre la voz de las mujeres (GRACIAS SHONDA), de como afectan de una manera distinta a la mente de un hombre. Entonces, nos situamos en el día del accidente, en medio de un atasco terrible, los tres médicos dejan su coche parado para hacer lo que les mueve en la vida: salvar a la gente.
El paciente de Meredith es, en apariencia, un hombre tranquilo. Pero tras sufrir un ataque, tiene un arrebato de ira un efecto común tras los ataques. ¿Las consecuencias? Meredith, incapaz de controlarle (y tampoco de pedir ayuda) acaba completamente inutilizada en el suelo.
Han sido momentos de tensión. Por supuesto, Meredith no puede morir (¿no?), pero su destino ha sido desconocido hasta casi el final del capítulo. Lo primero que notamos es la sordera de Meredith, a través de planos subjetivos, que nos hacían ponernos en el lugar de ella. Es un recurso que pocas veces (o casi ninguna) habíamos visto en la serie, y que, aunque a algunos les pueda cansar, es otra forma de involucrarnos más en el capítulo. Por supuesto, no dudábamos de las aptitudes de los doctores del Grey Sloan, así que, si bien es cierto que Meredith tarda en volver a oír, finalmente, y poco a poco, lo consigue.
El gran problema es su voz. El primer obstáculo es que Meredith tiene la mandíbula desencajada, por lo que tienen que recolocársela y, a continuación, colocarle un aparato con hierros que le impide abrir la boca. Es una metáfora de como Meredith parecía haber perdido su voz. Incluso, de como las mujeres, eclipsadas por los hombres, en ciertos casos atacadas por ellos, enmudecen, eligen el silencio. Lo que nos deja claro Grey es que si tenemos el poder de usar nuestra voz, la usemos.
La recuperación de Meredith dura seis semanas. Me encanta como se van ventilando años en esta serie, así, sin importancia. Seis semanas que Meredith pasa en el hospital y, de las cuales, calculo que cinco se las pasa en silencio. Pero, en ese silencio, ve como su familia, no la de sangre, la elegida, está toda en ese hospital. Empezando, por supuesto, por Alex. No me gusta llamar a Alex el sustituto de Cristina (Sandra Oh), porque no considero que lo sea. Desde la primera temporada ha quedado muy claro que lo que une a Meredith y a Alex es una relación de amistad muy importante. Es verdad que, en el momento en el que Cristina abandonó la serie, Alex adoptó el rol de la «persona» de Meredtih. Pero, como bien nos dice ella, es posible tener más de una «persona». Y Alex sigue siendo la persona de Meredith. Me parece un personaje tan importante, no sólo en la serie, sino en la vida de Meredith. Alex es el pilar de Meredith, esa persona en la que ella confió cuando, tras un año desaparecida, elige como contacto de emergencia tras dar a luz. Alex es esa persona que Meredith necesitará siempre.
Y no es el doctor Karev el único preocupado por ella. Richard (James Pickens Jr.) siempre ha jugado un papel muy importante en la vida de Meredith, le guste o no a ella. Es verdad que él «adoptó», por así decirlo, el rol de padre desde el momento en que Meredith comienza a trabajar, y la cuida, y la quiere como si de su propia hija se tratase. Así que, no es de extrañar que, en su papel de padre, actúe en consecuencia con ella.
La charla que le da a Meredith me ha parecido tan emocionante y sincera. Son palabras buscadas cuidadosamente, dichas desde el amor más profundo, por una persona que lo único que busca es tu felicidad. Es verdad todo lo que Richard ha dicho. Desde la muerte de Derek (Patrick Dempsey), Meredith ha estado, no sólo aislada del mundo, sino también, enfadada con (todo) el mundo. Empezando por ella misma, pasando por Derek, Amelia (Caterina Scorsone) o Penny (Samantha Sloyan).
En ocasiones, ignoramos el daño que nos puede llegar a hacer acumular odio y rencor por las personas. En ocasiones, esos sentimientos negativos, son la peor enfermedad que podemos sufrir. Esa negatividad es como un virus, un virus rápido y difícil de curar. Se extiende por nosotros y, lo queramos o no, acaba repercutiendo no solo en nosotros, sino también con quienes nos rodean. Gracias Richard, por recordarnos que tenemos que aprender a perdonar y a olvidar.
Pot último, otra de las personas que, en su propio silencio, han vivido muy de cerca el ataque de Meredith, ha sido Amelia. Siempre peco de injusta con Amelia, y, si bien es cierto que es un personaje que no me acaba de gustar, me gusta el rumbo que ha tomado. Amelia es una adicta, a las drogas, y al alcohol. Es una persona frágil que, durante toda su vida, ha sufrido importantísimos altibajos. Empezando por la muerte de su padre, y siguiendo la de su hermano. Amelia resiste, a su manera, con sus barreras, con sus batallas internas y personales. Y, a pesar de sufrir una recaída, se levanta. Y eso es algo que hay que aplaudirle.
En resumen: un capítulo lleno de emociones, un torbellino emocional, directo al corazón del espectador, con una única y absoluta protagonista: Meredith Grey. Pocas novedades hemos tenido del resto de personajes, cuyas tramas quedaron muy en el aire el pasado noviembre. Sin embargo, era necesario darle a Meredith un capítulo dedicado a ella, quizás para reconciliarla un poco con esa parte del público que, quizás, desconfiaba de su capacidad como protagonista.
¿A vosotros qué os ha parecido el capítulo? ¿Os ha gustado? ¿Cómo habéis vivido el capítulo? ¿Esperáis que se mantenga el nivel el resto de la temporada? ¿Os gustaría que profundizasen más en otros personajes? ¡Animaros a comentar vuestras impresiones con nosotros!