Cerramos la semana con una serie que también ha terminado temporada en esta, nuestra querida ‘Ray Donovan’. La serie de Showtime ha mostrado lo mejor de si misma en este verano y hoy tenemos que reconocer la gran labor de una serie que no pasa desapercibida para la crítica pero a la que puede que el público general todavía no haya accedido. A partir de aquí, ‘spoilers’ del final de temporada.
Es probable que con el final de ‘Breaking Bad’, ‘Boardwalk Empire’ y ‘Mad Men’ la moda del antihéroe protagonista, el varón blanco de moralidad dudosa pero buenas intenciones, esté comenzando su declive. O bien derivan más a la estricta villanía como en el caso de Frank Underwood en ‘House of Cards’ o entran en el terreno de la decadencia manifiesta de John Thackery en ‘The Knick’. Ya no es tan fácil que el espectador se identifique con estos personajes que se mueven en una escala de grises.
Quizá por saturación o porque las tendencias han derivado a repartos más diversos como el encabezado por Dwayne Johnson en ‘Ballers’ y con menor carga dramática como Bob Odenkirk en ‘Better Call Saul’, la era del gran protagonista blanco taciturno en el cable televisivo parece estar llegando a su fin. Ahora es el momento para que los géneros hasta ahora minoritarios como la fantasía del actual fenómeno televisivo ‘Game of Thrones’ o la ciencia ficción del próximo ‘Westworld’ tomen la delantera, sirvan los últimos Emmys como ejemplo.
Por eso apreciamos tanto ‘Ray Donovan’, porque parece ser el último bastión de una figura de la televisión que el propio medio parece decidida a superar. Una serie que de haber aparecido cinco años antes tendría la condición de histórica pero que a día de hoy nos parece un remanente de esta reciente época de madurez de la televisión más que uno de sus mayores exponentes. Y sin embargo con esta tercera temporada ha conseguido recibir la atención de la crítica que llevaba mereciendo desde su primera campaña y especialmente desde la segunda.
Es muy probable que esto se deba a la propia madurez de la serie, que ha conseguido que en esta temporada encajen por fin todas las piezas del puzzle, logrando hilvanar de forma orgánica las tramas que arrastraba de temporadas anteriores e incluso el principio de la serie con las propias de esta tercera temporada. A su modo tanto Ray Donovan (Liev Schreiber) como su hermano Bunchy (Dash Mihok) han logrado superar el hecho de haber sido abusados por un sacerdote cuando estos eran adolescentes. O el avance de sus propias vidas les ha obligado a hacerlo.
Pero este solo ha sido uno de los muchos resultados que ha tenido el enfrentamiento final de la temporada. Aparcada ya la trama de Albert Finney (Ian McShane), que ha dejado a este con un escándalo en Hollywood a la altura del de O.J. Simpson, y dejando a su hija Paige (Katie Holmes) a la expectativa de ser la heredera del imperio y de traer por fin el fútbol americano a Los Ángeles, había que concluir el descarrilamiento al que también la familia Donovan parecía haberse apuntado. Uno que también tenía varios frentes.
A lo largo de la serie en general y de la tercera temporada en particular hemos aprendido que Mickey (Jon Voight) es el caos personificado y su hijo Ray, por oposición, el control en persona. En esta ‘season finale’ hemos comprobado que, por muy diferentes que sean, ambos tienen consecuencias desastrosas para su familia. Tanto el uno como el otro son responsables de la fractura del clan Donovan, sus comportamientos han llevado a que todo aquel que les quisiera terminase por odiarles.
La cuarta temporada se pone muy interesante, especialmente por el viaje de Bridget Donovan (Kerris Dorsey) en solitario. Tras su intento fallido de tener una relación con el profesor interpretado por Aaron Staton, ha roto de una vez por todas con un padre con el que ya tenía un distanciamiento considerable. Puede que el ‘cliffhanger’ de la temporada sea el destino del propio Ray tras recibir ese disparo y ser rescatado por el párroco que ha sido su voz de la conciencia esta temporada, pero donde vemos un buen filón argumental es en la historia de su hija.
O quizás también en las aventuras de Mickey Donovan en Reno, si es que finalmente se da cuenta de que él ha sido el que casi ha causado la muerte de su hijo Terry (Eddie Marsan) y que Daryll (Pooch Hall) pase de intentar impresionarle a odiarle también abiertamente. Si esta temporada ha sido un torbellino emocional, esperamos que la siguiente nos plantee nuevos escenarios tan interesantes como los que hemos tenido esta temporada. Y si puede haber momentos como la reunión entre Kate Moennig y Sarah Shahi de ‘The L Word’, pues mejor.
¿A vosotros os ha parecido un año tan sólido para ‘Ray Donovan’ como a nosotros?