La adaptación de Tolstoy ha llegado a su fin, llenando nuestras pantallas con escenas dramáticas impecables a nivel visual y muy cuidadas a nivel narrativo; dejando nuestros corazones con sentimientos encontrados. ¿Cómo nos puede hacer felices semejante drama? ¿Ha sido tan bueno como esperabas? ¿Todavía no crees que se haya terminado? ¡Comentémoslo!
Primero lo obvio: Francia no supera a Rusia y el episodio es largo. Respecto a lo primero, el ejército de Napoleón no estaba preparado para las condiciones que la situación exigía en el país y fracasa estrepitosamente, sirviendo el arco contextual como un bonito broche final a la historia.
Respecto a lo segundo, entendemos la intención de la BBC de dar cierre a todas las historias y ser flexibles en la duración del capítulo para no apresurar las cosas… Sin embargo, el final puede parecer precipitado y podemos observar varias coincidencias demasiado seguidas. No obstante, ha de reconocerse el mérito del guionista, Andrew Davies, y de lo que ha logrado en esta serie, y más cuando él mismo ha admitido que deberían ser ocho partes en vez de seis. Los hechos fortuitos en la novela están separadas por muchas (muchas, muchas) páginas, y aquí hay que embutirlos sí o sí en el tiempo que la productora o cadena exige.
Ninguna adaptación puede ser cien por cien perfecta y fiel a la obra de la que parte, y, teniendo esto en cuenta, ‘War and Peace’ ha conseguido un alto nivel de satisfacción entre el público y la crítica, no sin esfuerzo y dedicación. Se ha convertido en una fantástica adaptación de referencia para posibles futuras producciones, una gran representación del clásico.
Vayamos por partes para hablar de la historia en sí. En el quinto episodio se conjuga la historia alrededor de la invasión de Rusia por parte de Francia, y la guerra napoleónica continúa esta semana, inundando la pequeña pantalla de sangre, mucha sangre. No podía ser de otra manera, ¿no? Natasha y su familia se alejan de la zona conflictiva y acogen a heridos de guerra, entre los que se encuentra Andrei (James Norton).
Pierre (Paul Dano) es secuestrado como prisionero de los franceses, se hace amigo de otro prisionero del ejército de Napoleón y es rescatado por el malo malísimo maravilloso Dolokhov (Tom Burke), héroe repentino sin perder su arrogancia. Además, vemos la faceta más heroica del personaje, que está decidido a matar a Napoleón. Ingenuo Pierre, qué adorable. Dano provoca la empatía perfecta en el espectador encarnando al conde, incluso en momentos como este destaca la verosimilitud del personaje.
Por si no teníais claro que era un drama, el final llega repleto de defunciones. El príncipe Andrei Bolkonsky, acogido por la familia Rostov como mencionábamos, muere por la complicación de una infección, no sin antes regalarle a Natasha (Lily James) una épica declaración de amor. El personaje de Andrei ha sido un protagonista afable, complicado, pero que caía bien, aunque fuese un obstáculo para la relación entre Pierre y Natasha.
Hablando de obstáculos, Hélène Kuragina (Tuppence Middleton), también muere en este capítulo. Intenta contactar con Pierre para adquirir su consentimiento para divorciarse y, al no conseguirlo, decide tomarse una «medicina» para abortar, medicina que la acabará matando. Este fallecimiento no nos causa tanta pena como el de Bolkonsky, para qué negarlo, pero es una más que sumar a la carga dramática, y qué bien traída.
Otro personaje y relación que gustan son Sonya (Aislin Loftus), de la dinastía Rostov, y su relación con Nikolai (Jack Lowden), en parte porque es difícil no sentir lástima por ella y su sacrificio, el cual se remarca en la serie y ante el que ella responde que está acostumbrada. No podíamos pasar por alto a este personaje en el último recap de la serie. La prima Rostova -Sonya- «libera» a Nikolai de su compromiso con ella y éste termina por casarse con Mayra (Jessie Buckley).
Grosso modo, esas han sido las escenas clave para culminar la serie y llevarla al final: Pierre y Natasha se casan y forman una familia. Puede que ambos personajes no consigan tener una química brutal que traspase la pantalla, pero ambos son suficientemente sublimes de por sí como para que nosotros creemos y creamos esa complicidad. El final es reconfortante, sobre todo, porque Pierre por fin tiene una enorme tregua y consigue al amor de su vida después de ver cómo ella se enamoraba de Andrei. La escena en la que él le decía que si no estuviera casado y fuese digno de ella se arrodillaría para pedirle matrimonio y su amor le rompe el corazón a cualquier persona que lo tenga.
En resumen, la producción ha conseguido ser excepcional en lo visual, elevada en la precisión histórica y exquisita en cuanto a la música. Además, no se puede enfatizar demasiado la calidad de las actuaciones, especialmente la de Lily James y seguidamente la de Paul Dano.
Con esto y un bizcocho… ¿Qué os ha parecido? ¿Ha cumplido vuestras expectativas? ¿Las ha superado? ¡Animaos a comentar con nosotros en la sección que hay debajo de esta entrada! Por mi parte, me despido de la serie con esta cita de la novela homónima:
A ojos del infinito, todo orgullo no es más que polvo y ceniza».