Esta semana volvemos un poco a la tranquilidad con los Alcántara, de nuevo en Madrid tras la tormenta que vivieron en Sagrillas en el capítulo anterior. El problema es que mientras Carlos (Ricardo Gómez) lleva meses en el pueblo, en casa el mundo no se ha parado y es algo en lo que él no había pensado. A continuación comentamos con qué se ha encontrado el menor de los Alcántara en su regreso a la capital.
Siendo el ‘hashtag‘ para comentar el capítulo en redes #CuéntameCelos y tratándose de la visita de Carlos a Madrid el tema del capítulo estaba bastante claro y es uno con el que llevan años y años mareando a los espectadores cruelmente. No podía ser más evidente que en el momento en que Carlos se diera cuenta de que no puede olvidarse de Karina (Elena Rivera) esta se habría hecho a la idea de que el chico del que lleva enamorada media vida no le daba demasiadas esperanzas, ¿qué iba a hacer si además el chico se ha mudado a un pueblo, bien lejos de ella? Pero la verdad es que cuando Carlos vuelve a aparecer en Madrid ella pone en pausa su tonteo con Isaías, el anti-OTAN, hasta que Carlos mueva ficha (o no).
Además a Antonio (Imanol Arias) se le cae la baba viendo cómo su heredero ejerce como tal y se preocupa por la bodega incluso más que él mismo, que llega a un acuerdo descabellado para vender 8000 botellas siempre que tengan una etiqueta con la cara de Franco. Acuerdo para el que no cuenta con ninguno de sus socios, por supuesto, porque eso es un negocio familiar pero el líder no deja de ser él y le ciega intentar conseguir el éxito, tanto que empuja a su hija a una relación que, por fin comprobamos, no es en absoluto saludable. Mientras tanto, Miguel (Juan Echanove) está muy preocupado por su salud pero no consiente acudir al médico, por lo que pueda pasar.
No todos los capítulos pueden ser un dechado de acción y tensión como lo fue el anterior pero ‘Cuéntame Cómo Pasó‘ tiene la habilidad de mantenerte pegado a la pantalla sea cual sea el tema que trate y en este caso la protagonista del capítulo ha sido una de las parejas más queridas por los españoles. Carlos y Karina llevan desde que empezaron a interesarse por el sexo opuesto en un tira y afloja constante que nos ha tenido siempre con el corazón en un puño. Que si ahora son novios, que si luego no, que si luego parece que sí pero tampoco, que si luego seguro que solo amigos, que si me doy cuenta de que es el amor de mi vida y no puedo dejarle escapar.
Claro que ahora que Carlos es consciente de lo que Karina supone para él pensaba que podía llegar y que la chica se tirara a sus brazos y, claro, cuando ve que no es así regresa al pasado y el episodio se convierte en uno que bien podría haber tenido lugar hace diez años. Intentar dar celos y conseguirlo, así como no decir claramente lo que se piensa es algo más propio de la adolescencia que de la edad que van teniendo ya los chicos. Lo peor de todo (o lo mejor, según se mire) es que Karina no puede obviar que ella también quiere estar con él y no solo como una amiga así que tiene sus reparos a la hora de tener algo con Isaías por miedo a chafar su tal vez última oportunidad con Carlos pero él se basta y se sobra para arruinar las esperanzas de miles de espectadores que no descansaremos hasta que Carlos y Karina sean cánon.
Pero qué le vamos a hacer, Carlos es tan orgulloso como su padre que no soporta que algo no le salga bien aunque se trate de vender 8000 botellas de vino con la cara del dictador que mató a su padre. No sé a vosotros, pero a mí también me parece esto una desfachatez por muy buen negocio que sea. Otra de las socias de la bodega, Inés (Irene Visedo), no abandona su sueño de ser actriz y es así como descubrimos el mal bicho que es Jose Ignacio (Jordi Rebellon) porque una madre siempre sabe más que nadie y si Merche (Ana Duato) no acababa de fiarse de Jose Ignacio por algo sería y aquí lo tenemos, el tipo no quiere a su futura mujer en el mundo del espectáculo. Así, una vez más esta serie nos demuestra que no todo es lo que parece y a lo mejor Luchi (Elisabeth Larena) es como es por algún motivo más allá que el de ser una chica consentida.
Por último pero no menos importante en este episodio hemos tenido que decir adiós a un personaje que no esperábamos pero Pepe (Sergio Pazos), aquel gallego que llegó a la serie como chófer de Antonio y que ha acabado formando parte de la familia, aunque de una manera un tanto extraña. Es cierto que Pepe ya pintaba poco en la serie, quisieron mantenerlo y emparejarlo con Paquita (Ana Arias) en una relación con cero química, al igual que la de Miguel y Nieves (Rosario Pardo) dicho sea de paso. Sin embargo un personaje tan tierno y servicial como él hace mella en la audiencia y ha sido imposible no sentir tristeza al verle marchar, esperemos que en algún momento se decida a visitar San Genaro. ¿A vosotros qué os ha parecido el episodio? ¿Os ha gustado u os ha parecido aburrido, comparado con la temporada que llevamos? ¿Cuál es vuestra posición respecto a eterno debate Carlos y Karina? ¿Cuán decepcionados habéis quedado con Jose Ignacio? Esperamos vuestros comentarios a continuación. 
