Nuestra querida Peggy Carter (Hayley Atwell) vuelve esta semana con su investigación en la que está cada vez más y más metida y que cada vez es más peligrosa. Pero ella nunca ha sido «una chica normal» y eso lo hemos descubierto en este capítulo.

Algo que nunca habíamos visto aún, ni en la línea del Capitán América ni en la que ahora nos ocupa, es el pasado de Peggy. Algo que siempre iba a desatar interés y que era completamente nuevo para todos. En los años en los que estamos hablando, ser mujer y estar en el mundo en el que Peggy se mueve ya es bastante llamativo, pero algo que nunca habíamos pensado es que hasta ahí no llega cualquiera y que, como en todo en la vida, los comienzos siempre son los más difíciles.

No sabíamos que Peggy había tenido una infancia difícil siendo como fue y un hermano muerto en la guerra. Conocerlo nos ha dado una perspectiva nueva del personaje, siempre tan interesante y lleno de lados, como una «persona real». No nos esperábamos ese casi matrimonio. Está bien que nos hayan sorprendido y está bien que se salgan de los clichés: no entró en el mundillo por casualidad, nadie la enchufó y piensa en su vida personal además de su vida profesional. Nos gusta esta conexión (algo precipitada) entre ella y Jason Wilkes (Reggie Austin) y las miradas de recelo del agente Sousa (Enver Gjokaj), pero sobretodo nos gusta porque no es ni siquiera una quinta parte de lo que es la serie y eso, en una ficción protagonizada por una mujer, es un soplo de aire fresco.

El villano de esta temporada (Wynn Everett), una mujer también, cada vez tiene más garra y más aplomo. Bien lo ha demostrado este capítulo trabajando para controlar sus poderes y ¡consiguiéndolo! Está claro que ahora los puestos de mando en esa casa van a cambiar rápidamente. Además, nos encanta ver como ya no esconde la marca de la «materia cero»: ¡ha aceptado su nueva calificación como villana y la ha abrazado!

Ya no está asustada sino empoderada por estas nuevas capacidades que, desde luego, tienen que estar alimentándola de un poder malrollero que pronto aprenderá a utilizar hacia fuera en vez de hacia adentro. Su pasado también ha sido interesantísimo, pero más cliché que nada. Algo malo tenía que haber.

Y es que solo hay que buscar «Whitney Frost» en Google para encontrar la historia de este personaje en el mundo Marvel. De momento es diferente a lo que conocemos, pero por eso es mejor, más sorpresa.

Es imposible en esta serie hablar de todo y no mencionar las pequeñas maravillas que nos deja caer que para muchos podrían pasar por bromas o por maneras de ambientar y que, sin embargo, para una servidora son una muestra más de porqué amar a Peggy y a la serie en general.

Esta semana la famosa frase «sonriente estás más gupa» cobra un sentido especial en la serie. Dos situaciones diferentes, para una niña y para una joven. Ambas tienen las mismas capacidades pero diferentes experiencias. La niña pequeña aprende a las malas que los hombres son los que deciden sobre su futuro y que hay que complacerles. Algo a lo que, por suerte o por desgracia, Peggy no tuvo que enfrentarse (al menos que hayamos visto) a tan tierna edad.

Estamos algo cansados de ver situaciones en las que el malo se vuelve malo porque le han tratado mal o porque tuvo una mala infancia pero, seamos honestos. ¿Alguien sabe por qué otro alguien se vuelve malo? No… Nadie lo sabe.

¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Avanza bien esta temporada? ¿Os gusta el villano priniapl que estamos conociendo aún? ¿Y el Arena Club? ¿Qué secretos esconde?